Luzfrandy Contreras / DLA.-
El médico pediatra Marco Labrador advirtió sobre el aumento de casos de niños por anaplasmosis, una enfermedad transmitida por la picadura de garrapatas infectadas con una bacteria. Según el especialista, esta enfermedad se caracteriza por fiebres prolongadas que pueden complicarse y afectar órganos vitales como el riñón, el corazón y el cerebro.
«En el último semestre podríamos decir, que se ha visto un incremento en los casos de niños como adultos, pero en el caso de mi especialidad, son niños con síndrome febriles prolongados sin ninguna explicación, inicialmente se confunde con el dengue», explicó Labrador.
El médico señaló que la diferencia entre el dengue y la anaplasmosis es la duración de la fiebre, que en el caso de la segunda puede extenderse hasta 20 días. «Un dengue normalmente ya al quinto día o sexto día empieza a descender la temperatura y el dengue si no está complicado desaparece. En cambio, la anaplasmosis se prolonga, son fiebres de diez, quince o veinte días», indicó.
Labrador alertó que cualquier tipo de garrapata puede contener la bacteria que causa la anaplasmosis y que la ola de calor que se vive actualmente favorece la proliferación de estos parásitos. «Las garrapatas también empiezan como a exacerbarse a moverse de sitio y pueden por supuesto entrar en el pelaje de los animales, de los perros, del ganado, pero también son de vida libre», dijo.
Recomendó a los padres que ante una picadura de garrapata observen si el niño presenta fiebre en los primeros días y que acudan al médico para realizar los exámenes pertinentes.
«Hay dos maneras de hacer el examen. Uno es hacer la hematología normal, común y corriente que se comporta igual, es decir, baja los glóbulos blancos, baja la plaqueta, por eso se parece al dengue. Pero ya cuando se prolonga se hace un estudio que se llama frotis de sangre periférica y ahí se ven algunas en las células blancas que son características», explicó.
Informó que el diagnóstico confirmatorio de la anaplasmosis se realiza en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad de Los Andes, en Mérida, donde se envían las muestras de sangre de los pacientes. El médico aseguró que aunque se ha registrado un aumento inusual de los casos, no se trata de una epidemia y que la mayoría de los niños se recuperan con el tratamiento adecuado. No obstante, instó a la prevención y al control de las garrapatas en los animales domésticos y en los espacios públicos.
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