Mucho se habla de la guerra desde Venezuela, una de sus consecuencias fue que Estados Unidos estableciera diálogo con Nicolás Maduro y volviera a mirar hacia el oro negro venezolano, pero más allá de estos hechos importantes, cuáles son las consecuencias para el país ante una guerra mundial que afecta a todos en el planeta, es una interrogante que responde el abogado y profesor universitario Carlos Casanova Leal, Coordinador del Centro de Estudios de Fronteras e Integración · Universidad de los Andes (VE).
“La guerra para los venezolanos es la guerra. Vale decir, no estamos hablando de la primera, ni la segunda guerra mundial, estamos hablando de la tercera guerra mundial con una capacidad de armas nucleares que tienen muchos países, de ahí que, debemos estar prevenidos en razón de que el mundo globalizado es un mundo que está interdependiente, interconectado”, sostiene Casanova.
Lo que suceda en un país –afirma- va a tener repercusiones en otros. “Ningún país se va salvar de la guerra, no porque todos entren a la guerra militar, en el combate, pero las consecuencias de la guerra militar es la guerra económica que se va a producir en el marco de esa interdependencia que tienen todos los países”.
Quienes pierden más en la guerra son los países más pobres
Para Carlos Casanova la guerra que se presenta y que inicia con Rusia en ataque a Ucrania, es una guerra entre potencias y las potencias están buscando cómo sacar su mejor provecho económico, el problema.
Sostiene que los países pobres son los que van a pagar las consecuencias porque no producen nada, como el caso de Venezuela. “Hay que empujar al gobierno a que abandone el contrabando y apoye la producción”.
Carlos Casanova cita ejemplos claros de cómo la guerra afecta lo económico y comienza recordando la crisis energética, “es el primer problema que enfrenta la guerra, ya está determinando precios de gasolina, aumentos de precios en el gas, y eso tiene una consecuencia directa en los países, porque el ciudadano común ve como el galón de gasolina en Estados Unidos empieza a costarle 8 dólares, empieza a costarle mucho más el gas”.
Afirma que quienes pierden más en la guerra son los países más pobres y sus ciudadanos, “porque una cosa es un país que sea autosustentable, y otra, un país que dependa del exterior. Ese es el caso de Venezuela. Venezuela depende para comer del exterior, solamente produce el 30 % de lo que consume, el resto lo trae importado”.
Ante esa dependencia casi absoluta de Venezuela de las importaciones, señala Casanova, que vale considerar a qué precio se elevarán la materia prima, los insumos, esos productos en medio de la guerra, y agrega que nadie está produciendo en el país, y muchos países que producen no van a exportar para conservar sus reservas frente a la guerra, que es la otra parte del problema, que plantea.
“Por ejemplo, la producción de cereales de Brasil, depende de los insumos rusos, así como le sucede a Argentina, que son países que producen que producen para el autoconsumo y para exportar, pero ese agroquímico, ese insumo, es ruso, entonces empieza a existir un problema adicional que son las consecuencias de carácter económico que no todos los países están en capacidad para enfrentar”, señala Casanova.
A su juicio Venezuela tiene unas circunstancias muy complicadas, en razón del modelo económico que asumió. “Un modelo necrofílico que no produce riqueza, sino que hace depender al venezolano del Estado por necesidad y por hambre para poder tener un esquema de dominación. Ese modelo no es competente para enfrentar las consecuencias de la guerra mundial, y no lo es, porque Venezuela depende de lo que otros produzcan, en consecuencias de ello lo primero que hay que enfrentar es la producción de alimentos en Venezuela”.
Urge la inversión alimentaria
Recuerda Carlos Casanova que Venezuela está en la lista de los 40 países del mundo que necesitan solidaridad alimentaria y según lo ha determinado la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), “si estamos en esa situación, quiere decir que estamos dependiendo del exterior, de lo que no den y de lo que se pueda importar. Es necesario entonces, abandonar el modelo marxista-económico que se impuso en Venezuela. Es necesario que las unidades de producción regresen a manos de quienes las tenían produciendo, porque es necesario producir en Venezuela para enfrentar un reto que no es otro, que sustituir el contrabando por la producción nacional”.
Observa el experto en fronteras que el contrabando de alimentos le sirve a algunos, pero no les sirve a los venezolanos en crisis, no les sirve a los venezolanos cuando el mundo está en guerra. Cuando no puedan seguir contrabandeando los que vamos a pasar hambre somos nosotros, como consecuencia de que no se estimula la producción”.
Sobre los acuerdos con Estados Unidos que prevé adquirir petróleo de Venezuela, que sería una entrada económica, dice Casanova que será solo un pequeño ingreso, “Venezuela va a recibir un chorrito de plata como consecuencia del chorrito de petróleo que va a vender. Por ello, es indispensable que el gobierno entienda que el primer sector en el que tiene que invertir, es en el sector de alimentos. No importando, sino produciendo alimentos”.
Los Andes, que es una región de alta producción agrícola, razón por la que convoca a crear un gabinete de crisis para ver cómo se aumenta la producción, “y eso tiene que ver con la elaboración de planes que incrementen la producción en la agroindustria, para de esa manera enfrentar en el área de producción de alimentos, una consecuencia de la guerra, que van a escasear necesariamente en el mundo, porque insisto, la guerra de sanciones entre potencias no son igual a las sanciones de EEUU sobre un país que no produce nada como el caso de Venezuela.
Pide reflexionar sobre las consecuencias de la guerra para los venezolanos. Afirma Carlos Casanova que urge un plan de emergencia para el sector alimentario, tomando en cuenta, que la menor inversión siempre será la que va al sector alimentario, si se compara con en el sector eléctrico o la agroindustria estos son más altos.