El pasado martes, en una breve conferencia con un grupo de jóvenes universitarios, les preguntaba de inicio, «cuál noticia habían recién recibido el día de hoy por el teléfono, las redes, la televisión». El primero de ellos dice «el calentamiento global profe», el segundo «el eclipse lunar» y una joven acuciosa dice «una molécula que descubrieron en Estados Unidos que supuestamente previene el mal de Alzheimer…» Y, de vuestra casa que información tienen, preguntaba, mientras cierto hálito de comprensión veía en sus rostros.
Calentamiento Global, una inmensa imagen de un globo ardiendo en su temperatura. Eclipse de la Luna, nuestro satélite que siempre nos acompaña, visitado por primera vez, según dicen, en 1969. Uno de estos visitantes privilegiados, quien llega a la Luna montado en un cohete aéreo espacial, escribió luego un libro, «Regreso a la Tierra».
Todas las noticias sobre el globo vienen desde afuera. Alguien quien las ve, desde fuera, con poderes extraordinarios de ver «lo que ocurre en el globo» nos las hace saber. El logro de la «Edad Moderna» sería la hechura y conquista del mundo como imagen y, en tiempo real, nosotros recibimos noticias sobre ella, de cualquier latitud pero, como toda imagen, trae consigo «la imagen de quien la conquista (la configura) como discurso o signo de su representación actual, en un ahora».
Confieso que estuve casi tres horas «viendo el eclipse con mis propios ojos». No había evento más importante en ese momento. «Sentado sobre una inmensa piedra, hace miles de años, me preguntaba sobre los misterios que envolvían la aparición del fuego solar en ese cuerpo plateado del cual mis ojos estaban enamorados». Logré verme viendo el eclipse y, también verme desde la luna y regresar a sentarme en la silla de mimbre.
Les invito sentarse en tal lugar y «verse viendo». Usualmente no nos vemos, es decir, no somos dueños de los ojos que miran porque «mi mirada ha sido capturada por una cámara especial (y espacial) que ve por mí, y es capaz de sustituir mi imaginación y mi cognición». Entonces, como perfecto receptor, termino creyendo en la imagen del globo como «la realidad del mismo». La imagen, el mapa (la fotografía satelital ahora) termina sustituyendo, en mí, la vida mía, por una vida animada por otros. El desafío actual estaría dado en la apropiación de mi cuerpo como territorio que ha sido imaginado por otros, modelizado y «educado» de tal manera, imposibilitado para verme viendo. Venirme de la luna y aterrizar aquí, donde soy y estoy, verme con los ojos míos.
«En cincuenta y cinco años leyendo he leído muy poco» pero he aprendido a leer-me. De allí que voy a una conferencia, vengo a estas cartas o a mi programa de radio «Clase Libre», o a cualquier otro lugar de la conversa, a versar la vida, a mis libros y a mis lecturas, a conversar y conocer la realidad para transformarla por lo que creo mejor. A mi manera, vengo de la luna, lunático, y aterrizo en mí para nosotros. ¡Viva la tierra libre!
inyoinyo@gmail.com