Cartas | Venezuela es mía | Juancho José Barreto González

 

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Venezuela es mía, aunque otros la usufructúen. Esa es la historia. Cuando yo estaba aquí recorriendo mis ríos con todos sus caminos a los alrededores no teníamos mapas. Luego, el conquistador, con todos sus instrumentos de conquista y colonización, peleaba contra nosotros y contra otros conquistadores. Nos llevaba una enorme ventaja, demarcaba su territorio y buscaba ampliarlo cada vez. Se llamaron Colonias, unos tarantines donde se fundaron posteriormente las ciudades al modo del conquistador español. Finalmente, después de tantos forcejeos históricos, comenzamos a hacer nuestro propio mapa, el que correspondía a la Capitanía General de Venezuela desde 1777.

Busquemos y estudiemos el mapa que hizo Don Agustín Codazzi en 1840 correspondiente al territorio que ocupaba esta Capitanía por allá en 1810. De allí proviene el Utis possidetis juris. Es decir, el territorio de Venezuela, allí está el mapa de Codazzi, es el que correspondía a la Capitanía General. Lo fueron recortando otros conquistadores, variopintos, audaces, con gigantes tijeras y cómplices.

El referéndum consultivo próximo, si se aprueba en sus cinco preguntas, significaría un avance excepcional, en tanto que, obligaría a este y a los próximos gobiernos a ejercer la soberanía emanada de tal evento por realizarse. Inédito e histórico a la vez. Creo que la pregunta más interesante en la número 3.- ¿Está usted de acuerdo con la posición histórica de Venezuela de no reconocer la Jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia para resolver la controversia territorial sobre la Guayana Esequiba?

Interesante para lo que he llamado la cultura de la independencia. Nos conduciría esta afirmación a la apertura de un desafío: no permitir ni reconocer la jurisdicción de una corte internacional que pretende intervenir sobre nuestros asuntos territoriales y de posesión soberana. Debe abrirse, en el campo de la reflexión y de la acción, la reflexión y acción constituyente que procure la reconquista de lo venezolano desde el venezolano. Un país en la mira de las potencias, que ha diversificado la entrega de la soberanía y su territorio, pudiera sacudir “su conciencia encuevada” y discutir con franqueza “la liberación nacional de su futuro”. Costará muchísimo, estamos en medio de élites de izquierda y derecha que les encanta irse “para fuera” a firmar acuerdos “por encima de los intereses venezolanos”.

Costará muchísimo, pero hay que crear zonas de conciencia y de acción donde se redescubra el necesario nacionalismo colectivo que nos permita salir de los laberintos de las crisis y de los administradores de las crisis. Me gusta recordar a Mario Briceño Iragorry, nuestro antiguo cruzado anti imperialista: “El nacionalismo no se opone al internacionalismo sino al imperialismo”.

Lo venezolano en sí no es ser de una secta o fanático de un dios partidista. Va mucho más allá. Venezolanizar a la Venezuela alternativa, insurgir desde la apropiación de una cultura profunda, honesta y trascendente, capaz de reconocerse semejante ante el diferente, convivencial, justa y solidaria. Tenemos tanta materia espiritual para ello. Apartando la chabacanería y la guerra entre nosotros, trabajar el hallazgo de una nación capaz de reencontrarse de manera lúcida y crítica, honesta, capaz de superar la delincuencia cotidiana de la mentira y la injusticia.

Mi posición no es para entrar en el cuarto de los “dimes y diretes”, Procura la reflexión en voz alta para intentar cambiar el rumbo de esta historia que ya nos sabemos.

 

 

 

 

 

 

 

 

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