CARTAS | Nos agarró la historia |Por: Juan(cho) José Barreto González

Inventar todas las atracciones posibles para conversar. Esta frase me gusta para condensar la intención de mis cartas, antigua manera de comunicarse a pesar de las distancias. Escribirle a Usted es una invitación, no un desafío. Sacudo mis lenguajes para tratar de decirlo mejor. La carta es el papel que imaginariamente circulará por toda la casa, esta intención revelará sus límites y nuestros sentimientos de querencia.

En la disposición de ser útil, sobresale la necesidad de apropiarnos de nuestra biografía, es decir de nuestra vida y de nuestras decisiones. Los proyectos políticos de uno y otro lado han logrado fragmentar la casa nacional y su unidad es una ilusión televisada. “Se  nos olvidó sumar” es la frase de un amigo para referirse a la división como estrategia dominante. Entonces, veo en estas cartas un modo de acercarse, crear la relación para afinar técnicas de reunión que nos permitan adelantar el camino hacia  el patio de la casa amenazada.

Regreso al espacio de la opinión semanal en la reflexión directa de nuestros asuntos basado en la apropiación de nuestra vida, de nuestros sentimientos y signos. No podemos lograr la conversación sin despejarnos de la intención de convencer al otro. Las élites bipolares de ayer y de hoy nos han conducido a una guerra civil prolongada entre venezolanos. Cualquier mirada dentro y alrededor de la casa nos indica la materialidad de esta cultura de la división en el seno de los inquilinos mientras unos y otros se disputan nuestra atención para continuar u obtener el control del poder administrativo de la enclenque república que a ratos parece colonia. Los proyectos políticos han fracasado, la muestra más evidente es la insistente realidad cotidiana que agrede al ser humano mientras las castas de privilegiados de derecha e izquierda proponen como única salida seguir entregando el país al conflicto interpotenciario donde los capitales y sus gobiernos deciden. Nacionalizar la casa y su pueblo parece ser el desafío de la historia. Nacionalizarnos como casa y como pueblo significa promover la verdad histórica e interpretar la realidad descarnada que desnuda el fracaso de los proyectos hoy día confrontados por el reparto de los beneficios de la administración de la casa amenazada. Mostrando sus despojos morales e incapacidades continúan en la pretensión de sus ideales de guerra entre nosotros.

Nos agarró la historia. Nuestra franqueza puede servir de hilo tejedor para la interpretación de la crisis de la casa humana y su rehabilitación con terapia independiente.

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