Cartas | Maestro sigue asustando a los vivos | Por: Juancho José Barreto González

 

Le debía esta carta Maestro de pueblos Mario Briceño Iragorry (Trujillo, 15 de septiembre 1897 (+), Caracas, 6 de junio 1958)

No la escribo con premura puesto la había pensado hace días. El miércoles antepasado viajé a la ciudad de Maracay para acompañar y animar a mi hermano mayor en un trance singular de su salud. El buen ánimo en la conversación y la confianza son dos ingredientes para salir de cualquier momento difícil, el sentimiento pues.

Aprendí de usted el vínculo de dos valores específicos, los valores de la humanidad y los valores de la nacionalidad, algo así como lo humano de una nación que hoy se disuelve en «transiciones» que tienen la facultad de no llevarnos a ninguna parte. Dice Usted Maestro, en el Prólogo a su obra selecta (1953): «Sin negar el sentido ecuménico del hombre, he defendido de manera ardorosa y sistemática los valores de lo venezolano y he denunciado en forma angustiada el proceso de disolución promovido en el esqueleto de la sociedad nacional por la presencia de antivalores que desdicen nuestra tradición de pueblo». Quiero decirle que tal angustia persiste en nosotros puesto que, se han agravado las condiciones de existencia y pertenencia en una sociedad líquida donde se sustituyen fácilmente unos valores por otros, sustitución que sería preciso estudiar en momentos de trueques y acuerdos entre la clase política con capacidad de «negocio», bisnietos morales herederos de Casa León (Casa León y su tiempo se llama, muchachos, este libro donde nuestro maestro de la alegría de la tierra nos habla del «casaleonismo»: «El casaleonismo no es el camaleonismo de quienes procuran, honrada o vilmente, adaptarse y medrar en toda política. El casaleonismo es la permanente ondulación de la serpiente  oligarquía capitalina, opuesta a toda idea que contrarié la prepotencia de su grupo, y dispuesta, en cambio, a tomar el matiz del gobierno que la apoye. Casa León es quien corrompe y destruye todo ideal de justicia, así ande envuelto en títulos de aparente honorabilidad y de gravedad jurídica. Ha estado con todos los gobernantes, los ha explotado a todos y a todos ha traicionado…»).

Reconozco en Usted querido Maestro, la capacidad de decir la verdad aun en el riesgo «de quedar en soledad». Las calles que atravesó usted con su sobria reflexión permanecen algo desoladas. Su lámpara mágica de alumbrar caminos ha sido sustituida por inteligentes grupos que indican la estrategia de lo venezolano disipado en ideologías y cosiatas grupales que han convertido a la nación en lo menos parecido al bolivarianismo responsable que Usted reivindica fundamentalmente en «El caballo de Ledesma» y en «La hora undécima».

Le quito prestadas palabras suyas escritas en ese texto que debería leer todo joven venezolano. En «Pequeño tratado de la presunción» dice: «Pueblo de presuntuosos, hemos buscado el fácil camino de tomar por anticipado los sitios que reclaman la sistemática de un esfuerzo lento y mejor orientado. Presumir, no en su corriente acepción de vanagloriarse, sino en su soterrada significación de anticipo de la hora, ha sido la tragedia cotidiana, menuda y persistente que ha vivido nuestra nación a todo lo largo de su dolorosa y accidentada historia. La vía del asalto y de la carrera para llegar más presto a sitios que reclamaban una idoneidad responsable».

Para finalizar esta carta apreciado maestro universal, aunque acusado de ser «excesivamente venezolano», quisiera citar sus palabras en carta que dirige a Mariano Picón Salas, fechada en Madrid, agosto 26 de 1956:

«Nosotros no somos suficientemente pueblo, porque intentamos romper a cada paso la continuidad de nuestra vida social. Valorar un pasado no significa subordinar el presente a las formas viejas. Nuestro deber es hacer el futuro. Nuestra misión consiste en que no se pierda el patrimonio que nos legaron nuestros mayores. Si es una desgracia resignarse a vivir del tesoro de los muertos, es desgracia peor menospreciar la parte positiva de nuestro pasado y aceptar la fiesta forastera». Usted Maestro mayor vive en sus libros. Sigue asustando a los vivos.

proyectoclaselibre@gmail.com

redsertrujillo.wordpress.com

 

 

 

 

 

 

 

.

Salir de la versión móvil