Cartas | La camioneta | Por: Juancho José Barreto González

 

Se trata de una camioneta “Güili” que está en la sede del NURR, casa Carmona, en el área conocida como “los mesones”. Le tomo una fotografía e imaginariamente me monto en ella con mucha gente…

Hay que arreglarle el motor, cambiarle la caja, los pisos, alfombrar el techo y otros periquitos me dice en voz baja un vigilante llamado Decente. Es un modelo viejo, pero puede recuperarse. De seguro la trajo a este lugar el viejo Scorza, nuestro querido profesor científico y subversivo. Pues no estaría mal dar una vueltica con Scorza, su amada Elina, Felipe Velásquez, Freddy Gross, Pedro Cuartín, Norma Viloria, Braulio Cifuentes, Isidoro Requena, Fernando Solís, y de conductor especial, nuestro compadre Pablo Peña. Esta casa está llena de nombres buenos. Salimos a dar una vuelta para probarle los frenos. Antes, el gracioso Antonio Chávez le limpió bien los parabrisas, “hay que ver bien el camino” riposta. Salimos entonces. No, no, no a esos no los montemos, aunque son poquitos son unos tremendos vagamundos. Bueno, no nos paramos, bajamos la Cruz Verde sin dificultades. Hicimos una parada en Camiula. Allí Gilberto nos dio una clase de como arreglar los aparatos y ampliar el espacio. Comenzaron a aflorar las ideas por borbollones dice Pedro Cuartín.

Seguimos y visitamos muchos lugares y toda la gente entusiasta se quería montar.

Una estudiante artista, dibujante, me propone hacer unas historietas con la ya famosa camioneta. En la parte de atrás le colocamos un gancho especial que sirva para mover a nuestra pequeña universidad, como usted dice, “para hacer grandes cosas”. Nos convertiremos en un tren mágico, jalaremos unos vagones especiales, muchos vagones donde quepan las 28 carreras, los posgrados, los centros e institutos, los grupos de investigación, mucha gente buena. La gente que no cabe, porque se esponjan para entrar, lo subiremos a una especial “sala de terapia espiritual”. Después vienen la radio, el museo Salvador Valero, la finca “El reto” y muchos proyectos, la biblioteca, el comedor, la línea de transporte universitaria, un gran auditorio. Mientras tanto, el auditorio “Argimiro Gabaldón”, nuestra querida “capilla”, servirá de sede principal de la nueva Asamblea de Núcleo que impulsará el horizonte de nuestra casa y sus habitantes. Recuerde usted querido profesor que la universidad es una mujer. Plín, se nos prendió el bombillo.

Esta camioneta comienza a moverse con un combustible especial, lo inventaron los muchachos y el profesor Robinson en el laboratorio de química. Combinaron conchas de mandarinas con otros elementos que no pueden revelarse para que no nos imite la competencia, experta en chimes y compra de votos. Bueno, esta es otra historia.

En la mañana del domingo nos fuimos para Mérida. La camioneta se portó de maravilla. La altura de cada Ande al parecer la llenaba de imaginación y producía crispaciones y gradualidades. Dimos una vuelta por La hechicera para escuchar la presentación del proyecto de Paúl de la Cordillera. Veinte puntos. Antes nos habíamos detenido a zurcir sentimientos universitarios para seguir la andanza.

El chofer ya no era quien me llevó a inscribir mi candidatura el 8 de marzo. Era un veterano del NURR, el mejor de los choferes. Profe regresemos, me dijo, mire que mañana es la misa de los muchachos de la promoción de Educación. Mucha lluvia, nubosidad y frío. Esta ha de ser la ruta de la universidad autónoma pensé. Hay que rescatar la autonomía perdida dice, como si me estuviese escuchando, el imaginario chofer…

proyectoclaselibre@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

.

Salir de la versión móvil