Cartas | La biografía hermenéutica (I) | Por: Juancho José Barreto González

 

Comenzamos a ocupar un lugar desde que nacemos. Temporal, movible, flexible, doloroso, alegre, agreste, simpático o simplemente un lugar atado a un origen, un cordón que une mi nacimiento con el pasado, con ese origen. Todo origen se coloca antes de lo que es originado. La capacidad de decir “vengo de tal lugar”, de contarlo, de representarlo, de traerlo al ahora y verme ahora en él, de llevarlo conmigo al futuro, de ponerlo en la palabra, de moverlo entre la realidad y el sueño, de sentir que lo abandono o lo oculto, y lo sustituyo por una máscara que me disfraza “como otro que también puedo representar”.

A todas estas situaciones teatrales, propongo llamarla “biografía hermenéutica” sólo si lleva en sí la capacidad de comprender “ese vestido que cubre mi cuerpo” desde la conciencia de mi cuerpo físico que se piensa a sí mismo, en sí mismo y hacia los otros. Sería apuntar hacia la “coincidencia de decir quién soy” con lo que digo y soy realmente. Este es el dilema de la Libertad y la falacia de la ideología, es decir, entre querer representarme y poder hacerlo.

La historia nos muestra al ser humano cogido por la creencia de considerarse mejor que los otros seres humanos. Así el mundo y sus civilizaciones crean distintas formas de culturas desde esta base, querer representarse y poder hacerlo. Aquí, si damos el salto cuántico, reside la importancia del pensamiento. Ya no hablo de la civilización, de la sociedad, de la disputa por la libertad y el poder sino, de la capacidad personal de un pensamiento, de una lectura del mundo, desde una lengua que se habla, una lengua oscilante entre la libertad y el poder, pero desde un alguien que cree saber quién es en medio de tantas formas de ser.

Debemos ir identificando los engranajes ideológicos de las formas de representación que nos dicen a cada momento “yo soy la mejor forma o la mejor visión” para hacernos sentir seguros en esa forma proclamada como verdad, divina e histórica. Así, vamos perdiendo la libertad en nuestra biografía hermenéutica y adquiriendo la capacidad de engañarnos bajo vestuarios confeccionados culturalmente por los “estrategas” de las formas imperiales. Una forma imperial es aquella capaz de conducir al resto de formas bajo su dominio.

En tales formas, unas y otras, la clave está en el papel que desempeña tu lenguaje, entendido como todo aquello que dices desde ti mismo para responder a la pregunta Quién soy. La conciencia sobre tu lenguaje y las formas de representación, el lugar que ocupa y su movimiento hacia otros lugares, el lograrse o el perderse, el tener respuestas falsas o verdaderas, el engañarse a sí mismo o encubrirse, el decirse desde sí mismo para descubrirse en medio de la disputa entre la Libertad y el poder es lo que llamo “biografía hermenéutica”, el habla o la escritura para intentar comprender y comprenderse. “Si no sé quién soy, no sé de dónde vengo ni sé a dónde voy”.

inyoinyo@gmail.com

pedefericas.blogspot.com

 

 

 

 

 

 

.

Salir de la versión móvil