Me parece urgente conversar el cómo llegó esta casa a derruirse en tan corto tiempo para luego discutir cuáles son los materiales y los albañiles idóneos para su reconstrucción.
La primera tesis la llamo «guerra civil prolongada». Pelear entre nosotros contribuye históricamente hablando a la estrategia de dividir para reinar a los pueblos. Llevamos incrustada en nuestro esqueleto la cultura de la división. De tal manera, el gran funcionariato de la república hereda de la colonia el ejercicio de la autoridad sobre la vida común. La aplicación de una fuerza superior a lo humano, manipulada incesantemente por los humanos, ha creado torrentes de miedo a lo humano mismo, fundamentalmente a la Libertad y la Fraternidad. Podemos estudiar cómo la sociedad mercantil y su cultura todo lo llevó a la economía y, a su vez, a la asociación de la guerra y el comercio con los discursos aliviadores de las catástrofes para buscar la solución en fuerzas superiores prometedoras de la felicidad más allá de la vida terrenal. Una frase común resume inicialmente este conjunto complejo: «Esperemos a ver que pasa». En definitiva, entregamos a otros nuestro programa de vida. La inversión creadora de este proceso estaría dada en la apropiación de nuestra vida, una apropiación consciente y deliberada para la recreación e invención de formas asociativas, técnicas y expresivas que nos permita la reunión de gentes que, aun siendo diferentes, desarrolle la capacidad iniciática de convivir como diferentes.
La guerra civil prolongada entre nosotros es el principal obstáculo para el programa de la reunión de lo venezolano. Al parecer, dos enormes élites se disputan la nación y la usufructúan, aplicando mecanismos muy parecidos para «sacarle provecho a esta guerra prolongada». Venezuela lastimosamente es un botín repartido y compartido entre dos grupos cuyos ejes juegan con los que estamos dentro de este cajón de presión donde la polis ha sido sustituida drásticamente por la paraideología. Estás en un bando u otro y es obligatorio dentro de ese cajón esquizofrénico, aniquilar al otro, volverlo polvo, convertirlo, controlarlo. Ningún proyecto de «mejor felicidad» podrá desarrollarse dentro de esta caja de presión paraideológica, mucho menos aquellos que exigen ir «patria arriba» para contribuir a la salvación de la existencia planetaria, agobiada desde siempre por las apetencias de dominio de viejos y nuevos conquistadores.
En esta hora convulsa y confusa de la existencia, me digo y te digo, debemos apropiarnos de nuestro cuerpo y sus lenguajes, y con la maestra sabiduría milenaria provocar la reunión frente a la división. La suerte está echada, hoy puede ser mañana.