Cartas | El nuevo hogar de lo venezolano | Por: Juancho José Barreto González

 

Hace más de un año escribía en la carta “Fuera de complot” que “La vida política de este país está atrapada por la cultura del complot” donde “La ilusión por el poder pasa por la urgente necesidad de derrocar a quien lo detenta como dueño del estado, de la cuadra o del establo, establecimiento”. “Esta rueda en “su rodar” pretende aniquilar la convivencia, la pluralidad, el desacuerdo, la imparcialidad, el respeto mutuo”. En síntesis, el otro, oficial u opositor, según sea el caso, es de todo, menos humano. Así se mueve, circula, la política y el poder se ha convertido en una forma para complotar al otro, para hacer que explote. Así se han reunido dos culturas o formas, la cultura de la bullaranga y la cultura del complot. Su síntesis, bulla contra el otro, agresión constante y sistemática. Pero, como ambos lados se parecen, una suerte de gemelos culturales eternamente enemistados, este bullicio multifacético, va y viene, dando cuenta de separaciones de la comunidad participante en el Bullinyg. Y en este bullicio violento lo común de la comunidad se disipa.

 Las formas de asociación en esta sociedad atropellada por las dos fuerzas que se disputan su control se alteran de manera tal que se destinan fundamentalmente para su control. Bien sea, permanecer en el poder, o en caso contrario, disminuir a su mínima expresión el modelo dominante. Estas fuerzas se repugnan, lo único que las reúne es “su mutuo odio”.  

Si ha de ser cierto este análisis, por parecerse estas fuerzas en su fuerza, este conflicto “no lo resistirá la sociedad venezolana, la victima común del conflicto entre estas dos fuerzas”. Pudiera que exista otro elemento más nefasto y consecuencia de este mutuo ataque: ambas configuran procedimientos de carácter fascista. Una rueda fatal, un estado policial y para policial para reprimirse. Esto no es cualquier cosa y deberá revisarse con cautela crítica para forjar, no forzar, un pensamiento de liberación de lo venezolano que se descolonice de esta biopolítica de control, combate y odio mutuo.

Jamás de los jamases la salida a la cultura del fascismo será el estado policial apoderándose del estado y de la sociedad para garantizar que “todo marche en paz”. La mayor derrota que infringiría la oposición al chavismo sería esta, obligarlo al tuntún consuetudinario mientras que la violencia opositora también toca las puertas de la gente común. Los grandes jerarcas celebran su victoria, el dividir para reinar. Gravísimo. En vez de la libertad, igualdad y fraternidad renace, se recrudece, crece y se fortalece el fascismo entre las fracciones de pueblo que se disputan el lugar de una historia que se repite sin parar en la disolución de la sociedad venezolana.

Podríamos preguntarnos qué vendría después. Es más importante, entonces, aquí y ahora, reunirnos como capaces de producir cambios en el vuelo de esta nave especial. Salirse del esquema dominante de guerra civil prolongada y de guerra entre potencias para hilvanar, hilar, asumir, practicar y teorizar una cultura de la independencia”. Nuestra “especie media” debe inventarse sus mecanismos, ser audaz, valiente y creadora. La dirigencia de élites no tiene derecho a ponernos a pelear entre nosotros. Abajo, en el lugar del calor humano, debe inventarse el nuevo hogar de lo venezolano. Abramos esa puerta y entremos con alegría, como el que va al reencuentro con su memoria colectiva e inventar el nuevo hogar de lo venezolano como proceso de todos los días.

proyectoclaselibre@gmail.com

 

 

 

 

.

Salir de la versión móvil