«Y Usted es el que habla por la radio» me dice una señora en Tres Esquinas, «Me gusta porque dice la verdad». La verdad es el mejor método, sirve para reconocer la realidad y transformarnos. El maestro mayor Simón Rodríguez escribe sobre la pizarra de la historia «Lo que no se ve, no se entiende. Lo que no se entiende, no interesa».
En este desafío de ganarles las elecciones a los aparatos de la mentira, subo con piernas propias la cuesta de los caminos. A veces me encuentro con la gente limpiando el patiecito de las malezas como cantaría el poeta Ramón Palomares. Otras veces, la maleza se ha comido la esperanza, y en su lugar hay purita tristeza.
El periodista amigo me pregunta si yo formo parte de una nueva clase política. Le respondo sin dilaciones, soy de una nueva cultura política. En la noche veo la ciudad dormida mientras sigo a otro municipio para hablar con los candidatos a diputados de una nueva legislación que regule el funcionamiento de la gobernación, las alcaldías y los gobiernos comunitarios. Al mismo tiempo, propongo un método político para gobernarnos entre nosotros. Ideo la idea, la organizo, una escuela para aprender a gobernar y gobernarnos. Los que voten y no voten formarían parte de esta Escuela, Trujillo llevará por nombre símbólico y significa demostrar que podemos porque queremos.
Y subo a los caminos con mis planes de sueños, me encuentro con viejos y nuevos hermanos. Éramos un resabio hasta que nos arrejuntamos para encender el fuego de la noche. Vimos sacudirse los bucares a los espantos y por las casas entraban nuestras canciones. A unos pocos se los comió el polvo amarillento de los caminos, se pierden en los fríos recuerdos del desencanto.
Como saliendo de una lámpara maravillosa, la luz ilumina la noche. «Vengan, vengan para acá canta una voz multicolor como diría Jacobo». Hace muchas noches decidimos por la luz como nuestro máximo discurso de orden.
Qué haces Trujillo pregunta un transeúnte. Los caminos se van juntando responde, hace meses peregrinamos y haremos del 21 de noviembre un día especial para sacudirnos el desencanto. El gallo canta amaneceres porque queremos y podemos.
«Trujillo para nosotros es una obligación moral. Trabajamos para reunir a los trujillanos bajo este horizonte. Podemos producir la comida para comer y producir la cultura para repicar con las estrellas».
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