Reunir los materiales culturales y los albañiles para reconstruir la casa y hacerla libre es la imagen síntesis de la propuesta hecha a Trujillo como región para iniciar una nueva etapa de su vida. La vida de esta casa vapuleada exige el mayor de los compromisos de los trujillanos, quererla, tratarla con humildad y sinceridad.
Decidimos poner nuestro nombre a disposición de los trujillanos e iniciamos el 15 de abril el proceso de legalizar ante el CNE nuestra propuesta de asociación política cultural de acuerdo a la Constitución y las leyes de este país. Corrimos “la suerte” de muchos grupos regionales, nos dejaron con los crespos hechos: Estatutos, propuesta de gobierno y de tarjeta, y, sobretodo, asociados.
Esta decisión de quien regula el proceso electoral en Venezuela puede leerse de varias maneras. En todo caso, como somos dueños de nuestras decisiones, convertida esta propuesta en obligación moral y exigencia histórica del momento, el Movimiento Casa Libre ya es un sentimiento, un vínculo umbilical entre nosotros “para mudarnos a un mejor lugar” y gobernar a Trujillo desde sus entrañas y sabiduría. Así nace lo que llamo la “trujillanía”, la valentía de ser trujillano.
Con esta carta ya son doce las escritas para invitar con gentileza al patio de la reunión. Convertir al Estado Trujillo en el lugar donde los venezolanos iniciemos la nacionalización de la república y la regionalización de Trujillo.
De tal manera, ya lo habíamos dicho, proponemos conducirnos a la firma del Nuevo Tratado de la Dignidad Trujillana y convertir el proceso electoral del 21 de noviembre en la oportunidad para cerrar una etapa vergonzante e iniciar, desde la gran sala de reunión de la trujillanía, la organización del pueblo futuro dejando atrás la estrategia de la división y la guerra instrumentalizada por la élite bipolar que le hizo perder a Trujillo décadas de su existencia.
Esta segunda etapa se inicia con el acuerdo entre el Movimiento Casa Libre y el PCV para la postulación de nuestros nombres como alternativa trujillana hacia el Nuevo Tratado de Dignidad donde deberemos coincidir organizaciones y pueblo para pasar realmente a la reconstrucción de esta casa de cuatro esquinas.
En tal sentido, propongo al Estado Trujillo y a sus organizaciones políticas y sociales, nos encontremos el día martes 21 de septiembre en horas de la mañana y firmar el Acuerdo para el Nuevo Tratado Trujillano que conforme la reunión con base a los principios de aumentar aceleradamente el tiempo de participación, la rendición de cuentas y la asociación para resolver efectivamente los problemas que nos aquejan y afectan.
Nos cerraron una puerta, ahora debemos abrir todas las puertas y ventanas de esta casa regional para que los nuevos tiempos reluzcan y la luz del sol ilumine aún al rincón más oscuro y lleno de telarañas. Cuando el pueblo quiere el pueblo quiere: ¡Vamos Trujillo!
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