CARTAS | Carta decimotercera al estado Trujillo | Por: Juancho José Barreto González

 

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Queremos desafiar al pasado y afinar amaneceres futuros. Cerrar una puerta, aquella que conduce al depósito de lo inservible, peroles, chips y cables, fórmulas de dominio colonizador. El dedo bipolar caraqueño intenta imponer nombres de candidatos mientras en México trata de firmarse «un nuevo pacto de los pactos» para garantizar la estabilidad de las élites y el control del pueblo desvencijado por todos lados. Más de lo mismo, ahora expuesto a una singular crisis.

Con nuestro nombre puesto al servicio del Estado Trujillo, va la intención de abrir una nueva puerta, pasar a la habitación de la reflexión franca. Trato de que cada evento, sea donde sea y con quien sea, se retire de la cultura del odio y de la división, este fanatismo resultado directo de la guerra entre nosotros instrumentalizada como padecimiento de lo venezolano como módulo integrador. Así es frecuente escuchar «con esa o ese no me reúno». Aparecemos en el escenario y paisaje político con las intenciones superiores de reunir, incluso a aquellos que no se pueden ver. Un buen reto para el que decidió asumir una nueva etapa: la campaña admirable.

Con una sociedad fragmentada y un pueblo desorganizado es imposible salir de este hueco histórico. Hueco, no abismo. Cambiar de ánimo, organizarnos desde nosotros mismos, desde dentro, ganarle una a la tristeza, rasgar la realidad para transformar, decirnos la verdad y usarla como método de vida son nuestros instrumentos que hemos llamado Sala de Reunión. Sacarnos de la cabeza y del alma lo que no nos haga falta, de lo contrario seguiremos en el hueco como bichitos roedores.

Por eso digo, disponga Usted de lo que digo, hágalo suyo con lo suyo, con lo dicho y hecho para hacer de nuevo. Una actitud para la trujillanía, cancha abierta para la remodelación sustancial de la casa desvencijada y saqueada por los señoritos que impone Caracas desde hace mucho tiempo. Los señoritos de Caracas, los dueños del poder, el dúo trágico, son los responsables históricos de este juego perverso de conflicto donde todos somos sus víctimas.

La campaña admirable lo es, porque trata de acercarnos para resolver lo que nos atormenta, una realidad demoledora como inclemencia resultante de la incapacidad del gobierno y el quebranto social. No la hemos concebido sólo para ganar las elecciones sino para organizar el futuro inmediato. Tu voto, tu afirmación positiva de lo trujillano es esa puerta, ese umbral para ser siendo, para sacudir el marasmo y sostener la esperanza con proyectos concretos. A problemas concretos soluciones concretas. Esto sería la Escuela Regional de Gobierno Organizado (ERGO) para aumentar al infinito el tiempo de participación. La persona, la casa, la calle, la tierra, el agua en formas asociativas, en organización y asociación. Sólo una exigencia administrativa: La rendición pública de cuentas.

Elevar el tiempo de participación requiere salirnos de lo que nos atrapa y limita. La recompensa sería un sistema de relaciones y conexiones para la reunión creadora, propositiva. Para la concreción de soluciones de emergencia con la participación masiva de los trujillanos y, al mismo tiempo, la creación y reactivación de las capacidades culturales para reanimar a Trujillo como región que tiene mucho que hacer con su futuro.

Queremos ser francos, nuestro método es la verdad. Sabemos lo que debemos dejar atrás, sabremos abrir la puerta franca del futuro, hacer posible la reunión de Trujillo. Seguimos hilando amaneceres de pueblo. En este momento Trujillo es nuestro deber humano para con Venezuela.

 

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