Carta abierta a Jaime Bayly, a propósito de la disputa con Rafael Poleo

Por Orlando Viera-Blanco

Estimado Jaime:

He visto con detenimiento la emisión del programa de fecha 29 de enero 2018, en el cual sostuviste una difícil y amarga disputa con el periodista venezolano Rafael Poleo. Desde el punto de vista de entretenimiento, el episodio podría merecer “halagos”, porque entretener es impactar. Pero en un plano estricto de comunicación social y política, de responsabilidad frente al público y la notoria sensibilidad que acumula el pueblo venezolano, este tipo de confrontaciones virales -comento comedidamente- le hacen un flaco favor a la causa, no sólo de la oposición venezolana, sino del proceso de restablecimiento democrático y republicano del país.

Antes de entrar al fondo de lo que respetuosamente quiero expresar, anticipo que estás en pleno y absoluto derecho -como periodista y comunicador- de conducir tu programa en la dirección que te dé la gana. La cosa comienza a complicarse cuando enfocando temas neurálgicos para la audiencia patria, se genera un desbordamiento de pasiones de orden político, donde el gran beneficiado es la polarización y el gobierno.

Habida cuenta que ese gobierno tiránico goza tanto de tu repudio, como del propio, y de la mayoría de tus seguidores, alardear a un invitado por su criticismo infundado contra un sector opositor -procurando el morbo divisionista- o “pasar coleto” con aquél que defienda las tesis de diálogo o del voto, por tu interpretar que eso es complicidad, es a lo menos descortés por no decir, torpe e inadecuado.

Conversemos como te gusta decir. He venido observando en los últimos meses que tu programa ha asumido una línea de ataque a un sector de la oposición representada en la denominada Mesa de la Unidad. Con tu ironía característica (un estilo tolerable), has ido desfigurando progresivamente a actores de esa oposición, además de cuestionar ciertos aspectos tácticos y políticos impulsados desde esa unidad. Cómo te disgustan los cliché, me permito citar algunos: “Ir a elecciones en Venezuela es una pérdida de tiempo; ciertos líderes de oposición le hacen comparsa a la dictadura Madurista; votar en unas presidenciales sería legitimar su régimen; dialogar es claudicar, la oposición es traidora”.

A nuestro humilde entender estos lugares comunes no son más que denuncias ruidosas, elevadas, de vocación muy “lírica y afinada” para las redes y el público (mainstream), que en el mundo del entretenimiento y del gigantismo mediático, ponen a los tartufos (Moliere) a cocer y cantar en la mesa, mientras en el mundo de la massmediation politic, abren boquetes irreconciliables. Y cobra Maduro.

Amigo Jaime, ¡cuidado!. Te alerto muy sentidamente, estás montado en una corriente no-elitista mainstream sine veritas, propia del peronismo mediático, que haciendo gala de un populismo en redes, agobia y angustia filósamente política y enaltece indulgentemente a la antipolítica, excitando emocionalmente a aquellas personas que aceptan las reglas dominantes del súper-realismo, donde “el medio es el mensaje” (McLuhan) y no el mediador. ¡Has llegado hasta aupar por la presidencia de la República de Venezuela a algunos comunes amigos que reducen la política a “piedra, plomo y candela!”. (…)

Han desfilado por tu show una serie de personajes que descalifican a opositores de una forma muy olímpica e irresponsable -filosofía Light- poco ilustrada, ligera, sin que medien argumentos válidos en materia de eficiencia política, ni pruebas para plantar un debate sustentable y serio. Se ha dicho de manera infame -con nombre y apellido- que hay actores de oposición “que han sido comprados por el gobierno de Maduro (…); que tienen negocios con el régimen (…); que traicionaron la voluntad plebiscitaria del 16J/ 2017 o ‘la sangre, sudor y lágrimas de las protestas’ (…)”.

En fin has convertido a la oposición venezolana que no te gusta, en tu comidilla por ser según tu decir, quinta columna y pulmón de Maduro y aliados. ¿Favorece esta tendencia los intereses reales de la disidencia? ¿Quién concede más “pilastra” al gobierno: quién lo taladra con mecha corta, o quién le quita la corriente al cincel? Cuidado con la planificación central de la massmediacion querido Jaime. Cuidado con la insensatez implícita que significa polemizar como línea de entretenimiento, polarizando y fermentando los espíritus muy desgastados de la tolerancia y la esperanza de los venezolanos. Diría Santo Tomás, eso no es prudente ni noble. (…)

Ni Poleo fue realmente Poleo en tu programa, ni Bayly fue el Bayly que realmente quiere ser. Poleo simplemente fue un venezolano como muchos, cansado, desesperado, profundamente adolorido del destrozo y despojo en que ha caído nuestro país, y quien se vio frustrado y ciertamente muy incómodo, cuando quería exponer con interrumpida hilaridad, lo que debo decir sin sorna, no le dejaste decir.

Y para ti, echar a un invitado de la forma que lo has hecho, tomándote el resto del programa para explicar la logicidad de tu conducción, amén de tu estilo irreverente y estrambótico, estoy seguro tampoco te hizo feliz. Una posición adelantada y aventajada, sin duda injusta y hostil. Tu no eres así.

Sufrimos mucho en Venezuela o en el exilio mi querido Bayly, para reforzar la desesperanza y la diatriba con estos episodios. Ya de banalización maledicente y propaganda inducida por el régimen, tenemos de sobra. ¿Permítame ser Abogado del Diablo? ¿Te complace ver como tus invitados destrozan la reputación de algunos opositores, al punto de sonreír cuando te dicen que son tanto o más criminales que quienes nos gobiernan? Recuerda. Mandamientos del buen ancla, número 4: Tu única responsabilidad es la audiencia, a quien no sólo se entretiene. ¡También se educa! Cuídala siempre.

Ni Poleo ni nadie quien adversa al gobierno, entiende benévolamente al Sr. Jorge Rodríguez como un hombre culto, Jaime. No quiso el veterano presidente de Zeta y El Nuevo País (que alguna vez me colocó en la alforja de los “consultores de papel o de nada” por lo cual no soy nadie para defenderle), darle caña o dádiva a este personaje Goebbelsino (Jorge Rodríguez).

El alcance de esta afirmación de Poleo es decirle al público, que este hombre -con mandato y vocería político- lo que trata es de lograr un salvoconducto para él y su pandilla, quizás Maduro incluido. Una “carta” de impunidad porque se sabe arrinconado no sólo por la oposición, sino por el mundo y la historia.

¿Por qué no lo dejaste terminar? Porque la línea discursiva y demoscópica era polemizar y sacar de quicio a Poleo. Y como eres bueno en eso, lo lograste. Y eso no fue bueno ni para él, ni para ti, ni para los televidentes. Si para la acumulación de visitas/viewers (mainstream), y para el clan gobierno. Pero el tema es impactar, lo sé.

Cuando Poleo te comenta que EEUU tiene intereses en Venezuela, apoyado en la tesis del interés económico y petrolero, no te dice nada nuevo que desmerezca validez en el análisis, porque ciertamente lo que quiso decir, es que hay intereses superiores de orden geopolítico, económico, estratégico y muy importante, de seguridad nacional (Venezuela es la puesta de entrada del islamismo radical a Latinoamérica), que son innegables en el contexto de una intervención internacional sea progresiva, humanitaria o quirúrgica en nuestro país (sin la cual no hay salida).

Nada tiene que ver con el aumento de la producción de petróleo en EEUU ni con Amazon o Bill Gates. El tema es Guyana, el Esequibo, esto es, dar con una senda que conecte la arbitración internacional. Pero en fin, el show debe continuar.

En resumida mi querido Jaime, no quiero que te tomes esta misiva como un agravio; como defensa a un sector determinado de la oposición -porque igual puedo ser muy crítico de ella y de hecho lo he sido, pero objetivamente-; tampoco como un desagravio en beneficio de Poleo (él sabe defenderse solo), y mucho menos, como un desmérito a tus palmarios esfuerzos por la restitución democrática y republicana de Venezuela.

Recibe estas líneas como una expresión sincera de quien te admira, te agradece y te siente decididamente solidario con nuestra causa libertaria, a quien nos preocupa la unidad de propósitos de mi gente y por quien ve en ti [Bayly] un actor mediático potente de articulación y un intelectual con interés genuinamente liberal como tus ancestros, gente de empresa (tus padres, tus abuelos), quienes enarbolaban las banderas de la paz y la prosperidad de nuestros pueblos, a través del entendimiento de la educación, el mercado y la democracia. Esa es la búsqueda.

Como reza el himno del Perú, “somos libres, seámoslo siempre…” y que nuestro “gloria al bravo pueblo” se hermane con el voto solemne de tu voz -unida, apacible, noble y gregaria- que lucha por Venezuela.

Finalmente un consejo más: Bayly haz las paces con Poleo en un nuevo programa. “Los hombres inteligentes dialogan, no chillan”, decía el diputado Juan Donoso Cortés, que libró uno de los discursos más importantes de la historia de la humanidad “En defensa de las dictaduras (1847)”. Si eso decía un nobiliario defensor de la monarquía elitista, qué nos toca hacer a los que tenemos pretensiones mundanas y humildes como las tuyas, Jaime. Hombres que no acumulamos rencores. No te quiero contar cómo subirá tal gesto, el rating de los corazones que tanto agradecen y reconocen tu amor por Venezuela.

Espero verte pronto, sin acritud. Salut, Jaime!

Con sentido y merecido aprecio, un servidor y amigo,

Orlando Viera-Blanco.

Orlando Viera-Blanco es un abogado y politólogo venezolano.

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