Carolina Domínguez hace tapabocas para niños de su comunidad en San Cristóbal

Después de verlos jugar sin protección, Carolina Domínguez decidió hacer y regalar tapabocas a los niños de su comunidad. Todos de colores y con figuras distintas

El segundo día de cuarentena Carolina Domínguez comenzó a hacer tapabocas para regalar a los niños vecinos. Mariana Duque

Carolina está clara en que el lavado de manos es fundamental en la protección para evitar la propagación del coronavirus, pero considera que el uso del tapabocas no está de más 

Aplicar sus conocimientos de costura haciendo tapabocas para ayudar a los niños a tener protección cuando salgan de sus casas, es lo que está haciendo en su cuarentena Carolina Domínguez, habitante del barrio Andrés Eloy Blanco, sector Rómulo Gallegos de la ciudad de San Cristóbal.
Desde hace unos meses Carolina inició un curso de costura, por lo que en su casa tiene retazos de tela, elástico y suficiente hilo. Hasta el momento ha hecho tapabocas para 10 niños, todos con figuras distintas, unos tienen nariz y bigotes, otros nariz y lenguas, aplicaciones de muñequitos, o telas con dibujos animados, con la intención de incentivar a los más pequeños en su cuidado personal.
Domínguez de 45 años de edad vive sola con sus cuatro perros, pues su único hijo se encuentra en la ciudad de Caracas. En el segundo día de cuarentena en el estado Táchira, después de hacerle tapabocas a sus padres y viendo desde la ventana a los niños de la cuadra jugar en la calle sin ninguna protección, pensó en regalarles unos a ellos.
De diferentes formas y colores son los tapabocas ideados por Carolina para los niños de su comunidad. Mariana Duque
“Al ver que están tan caros los tapabocas, la gente está especulando con los precios, yo soy estudiante de costura y me dio por hacerlos para cuidar a todos los niños de mi cuadra, después empezaré con los adultos mayores y terminaré con la gente mayor”, expresó.
Ante los apagones constantes, se ha dedicado a hacer moldes y los cortes de tela mientras no hay electricidad, cuando llega aprovecha el tiempo para coserlos. Tarda aproximadamente 15 minutos en cada uno.
Al conocer su labor, un vecino le llevó camisas que ya no tenía en uso para que le hiciera unos tapabocas para el trabajo, con él también colaboró.
“Hasta el momento solo he invertido mi tiempo, porque tengo suficiente material aquí. No he pensado en venderlos, porque mi interés es donarlos, hacerlos con cariño para mis vecinos”, acotó.
Mientras se hizo presencia en la casa de Carolina Domínguez, cuatro niños llegaron en búsqueda de sus tapabocas. Unos con otros se veían las formas y colores, aseguraron estar contentos por sus máscaras protectoras.
Carolina está clara en que el lavado de manos es fundamental en la protección para evitar la propagación del coronavirus, pero considera que el uso del tapabocas no está de más
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