Los vendedores de carne, en el municipio Valera, del estado Trujillo, tienen tres semanas sin el producto. Escasez que adjudican al anuncio del nuevo salario y el control de precios de los alimentos.
Manifiestan que sus proveedores no tienen carne, pues no hay producción en los mataderos de la región, e incluso en los estados Zulia, Lara o Barinas. Los productores prefieren hacer queso, cuyo precio está en 180 Bs.S y anteriormente estaba en 80 Bs.S.
En cambio, la carne que antes de la fijación de precios estaba en 90 Bs.S, pasó a 60 Bs.S. No quieren vender a pérdida, por lo cual esperan un nuevo ajuste. La charcutería también se vio afectada. La mortadela también desapareció y el cochino aumentó a 250 Bs.S, un precio poco accesible a los usuarios.
Queso, cuajada y vísceras
Alberto Araujo, dueño de una carnicería de la calle 8, explicó que sus neveras están vacías y pierde más de lo que gana. Sobreviven con la venta de cuajada y otros productos lácteos. Situación similar vive Leonardo D’Agostino, quien afirma solo vender productos artesanales como cuajada, suero y requesón. Además del queso, que es lo único que llega.
Los compradores, ante la escasez de carne o pollo entero, se dedican a hacer colas donde llega el producto o simplemente adquieren otras opciones, que escapan a la regulación. Hígado (110 Bs.S), panza (78 Bs.S), lengua (98 Bs.S), patas de pollo o res, alas de pollo (132 Bs.S) o muslo de pollo, son algunas de las alternativas.
María Manzanilla, comerciante, dijo que aunque las personas llevan otros productos, debido a la falta de variedad, sus ingresos han bajado a la mitad. Situación que los deja en una posición difícil para cubrir otros gastos, como el pago del local y salarios a los empleados.