Los boconeses también “sufren” ante la repentina desaparición de la carne. En las últimas dos semanas, las carnicerías han recibido solo una sola res, de procedencia local, para ofrecer la variedad de la proteína animal al consumidor.
Ganaderos engañados
La situación según lo relatado por los mismos carniceros, obedece al “control errado” que aplica el Gobierno regional y nacional. “Desde el matadero no están despachando la misma cantidad de reses porque los ganaderos son engañados con el peso de su animal; por eso mermó la venta en pie”, afirman.
“Esto ha hecho que incremente el tráfico de animales y se sacrifiquen en montañas y ríos sin ninguna supervisión sanitaria”, revela un comerciante que prefirió el anonimato. De hecho, varios negocios sólo expenden el rubro cárnico a personas conocidas; para otros el producto llega esporádicamente, aunque sí al precio estipulado por la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde).
Sundde detectó comida dañada
En referencia a las supervisiones, durante la semana el Sundde visitó varios comercios, en unos detectaron acaparamiento de pollo dañado y animales no aptos para consumo humano. Donde sí llegó carne, la demanda superó la oferta y las colas aunque no fueron largas, siempre se mantuvieron lentas y restringidas.
Los consumidores por su parte, dicen implorar al cielo, pues presienten tener que pasar hambre ante la escasez de carne, harina y efectivo. Manifiestan suplir la carne por cremas de ahuyama, apio, arroz, jamón y queso; cuando se puede comprar.
Nerviosismo
El nerviosismo se percibe en las calles, las personas se preguntan unas a otras ¿dónde habrá carne?, mientras en los establecimientos sólo responden: pasen mañana, que quizá llega. Temen todo empeore en diciembre cuando la demanda aumente por la llegada de jóvenes estudiantes del interior.
Ellas opinan
Mildred Lugo: “Esto es horrible, yo he ido a varias carnicerías y me dicen pasen mañana y así. El sustituir la carne es difícil, los granos también están escasos y carísimos, el pollo igual y para comprar hay que hacer una súper cola”.
Ángela Montilla: “Estos días tuve unos obreros en Burbusay y no conseguí carne para darles, tuve que hacer mojos y caraotas. Aquí en Boconó me dicen que se consigue pero por encargo. Uno sufre demasiado”.
Ángela Graterol: “Yo soy del Portachuelo parte alta y vengo a Boconó para ver que puedo llevar a mi casa al precio regulado porque no tengo dinero para carne, que ya ni se encuentra. Compro pollo y granos cuando puedo”.