Madrid, 22 feb (EFE).- Desde que se puso en marcha hace siete años, CARMENES no ha dejado de buscar planetas similares a la Tierra fuera del Sistema Solar. Hoy los científicos de este proyecto internacional han hecho recuento: entre 2016 y 2020 han descubierto 59 exoplanetas, diez potencialmente habitables.
CARMENES no solo es el nombre del proyecto científico, también es el nombre del instrumento principal, un espectrómetro instalado en el telescopio de 3,5 metros del Observatorio de Calar Alto de Almería (sur de España) y financiado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Sociedad Max Planck de Alemania.
Este instrumento, que mide tanto la luz visible como la infrarroja de los objetos que analiza, busca planetas rocosos (o exotierras) con condiciones para albergar agua líquida y, por tanto, vida.
Tras varios años de trabajo, el equipo científico -más de 200 investigadores de once instituciones alemanas y españolas y coliderado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), con la participación del Instituto de Ciencias del Espacio (IEEC-CSIC), y el Centro de Astrobiología (CAB)- acaba de publicar toda la información del proyecto.
El artículo, que se publica hoy en la revista ‘Astronomy & Astrophysics’, incluye datos de 20.000 mediciones a 362 estrellas frías cercanas.
«CARMENES fue una apuesta arriesgada del CSIC y de la Sociedad Max Plank que financiaron el proyecto, pero hoy sabemos no solo que ha sido revolucionario y pionero, sino que además está obteniendo grandes resultados», destaca en declaraciones a EFE Ignasi Ribas, director del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC) y autor principal de la recopilación.
TÉCNICA DE VELOCIDADES RADIALES
Para detectar planetas, CARMENES usa el método ‘Doppler’ o técnica de medición de la velocidad radial, capaz de medir velocidades en estrellas con una precisión extrema, «del orden de un metro por segundo, que es la velocidad de una persona que está paseando», explica Ribas.
De esta manera, la técnica permite encontrar planetas pequeños alrededor de estrellas de baja masa.
Y aunque otros equipos científicos han usado este método desde mediados de la década de 1990, CARMENES ha sido el primero en el uso de velocidad de radiales para estudiar enanas rojas, más débiles y frías que el Sol, «y un tipo de estrellas que hay que observar en una longitud de onda distinta», apunta.
Desde entonces, CARMENES ha estudiado 17 planetas conocidos y ha descubierto otros 59 planetas cercanos al Sistema Solar pero «con un plus muy interesante: CARMENES estudia las estrellas más frías y que, por lo tanto, se encuentran a menor distancia del Sistema Solar», es decir, permite descubrir los planetas que están más cerca de nosotros, «los que en el futuro vamos a poder estudiar con detalle».
HALLAZGOS BONITOS Y MUCHA CIENCIA
En estos años, el proyecto ha realizado algunos hallazgos «especialmente bonitos», como los dos sistemas planetarios alrededor de las estrellas de Teegarden y GJ 1002, con dos planetas cada uno de una masa similar a la de la Tierra y orbitando a una enana roja en su zona habitable, es decir, en unas condiciones que «si tuvieran agua ésta podría estar líquida».
Pero con CARMENES los astrónomos también han averiguado muchas cosas: «hemos observado que, por lo general, hay pocos planetas gigantes alrededor de estrellas pequeñas. Las estrellas pequeñas suelen tener planetas pequeños, aunque hay excepciones notables», comenta Ribas.
Un ejemplo es la estrella GJ-3512 que tiene dos enormes planetas de un tamaño similar al de Júpiter. «Todavía no sabemos cómo una estrella tan pequeñita ha podido formar dos planetas tan grandes. Es un misterio y uno de los grandes hallazgos de CARMENES», recuerda el investigador.
Para Ribas todos estos resultados avalan la importancia de un proyecto que «ha puesto a Calar Alto y a sus investigadores en el mapa mundial de la búsqueda de exoplanetas. Ahora estamos recogiendo los frutos de toda esa ciencia de primera calidad», subraya.
CARMENES seguirá observando estrellas hasta finales de este año y, después, «lo deseable» es que el proyecto vuelva a prorrogarse para continuar con estos estudios «más allá de 2023», concluye Ribas.