Monseñor Vicente Ramón Hernández, Caridad cristiana, humilde y bondadosa

Monseñor Hernández Peña se mantuvo como Obispo titular de la Diócesis de Trujillo durante 30 años.

Sin duda alguna Monseñor Vicente Ramón fue una figura bondadosa, impregnado de la humildad y del espíritu de servicio

Monseñor Vicente Ramón Hernández Peña, Obispo Emérito de Trujillo fue un amado párroco de la iglesia. Su pueblo se sentía en confianza llamándolo simplemente Monseñor o padre Vicente Ramón como siempre lo hizo, tratamiento y condiciones de  hombre nacido y formado para la humildad pastoral.

Para hacerse de él una impresión y una opinión no se requiere otro recurso que, sencillamente, verlo actuar en todos y cada uno de los rasgos de su personalidad los cuales por transparentes surgen a la primera observación. En efecto, se trató de un hombre espontáneo, auténtico, refractario al brillo aparente de los convencionalismos atávicos o de ocasión. Lo suyo siempre fue lo teológico en todas las acepciones, sirviéndolo a tiempo completo en forma tenaz y callada, siendo precisamente esta última peculiaridad la que hace más admirable la labor de su obra pastoral.

Aunque no era tímido, pero sí reservado y discreto sin llegar a ser huraño e inaccesible, amable, condescendiente e ingenuo, sin abandonar la firmeza de su carácter y convicciones de educador, sobrio y perseverante; en fin, hombre definitivamente humilde en cuya contextura humana tomaron personificación la caridad cristiana y la hombría de bien.

Podría incluso conjeturarse de él que su realización social sólo era posible darse a plenitud si ello ocurría como afortunadamente ocurrió dentro de la institución del sacerdocio, desde el propio seno de la iglesia como pastor de almas. Es Monseñor Hernández Peña en síntesis, padre por vocación.

De los tiempos de su infancia y adolescencia poco se conoció. En lo que sí estamos claros es que su trujillanidad fue citadina.

Hoja de vida pulcra

Su pueblo lo lloró, pero lo recordarán por su sencillez.

Nació en Boconó, el 19 de julio de 1935, hace 83 años. Estudió la primaria en esa ciudad.

Cuando contaba con14 años, el presbítero Nicolás Espinoza lo llevó al Seminario de la Arquidiócesis dCaracas, donde hizo su bachillerato y la Filosofía.

El Arzobispo Rafael Arias Blanco, lo envió a hacer Teología en Bélgica, estudio que terminó en Roma, en la Pontificia Universidad Gregoriana.

El 2 de Octubre de 1960, recibió la ordenación Sacerdotal de manos del Cardenal Suenens, Arzobispo de Bruselas (Bélgica), y dijo su primera misa en Boconó en 1961.

Se desempeñó en Caracas como Vicario Cooperador de Lídice y Asistente en la Ciudad de los Muchachos, como Capellán de la Escuela de Inspectores de Tránsito. Fue profesor y rector desde 1971 a 1974, del Seminario San José para Vocaciones de Adultos. También fue por un año párroco de Petare.

En 1974 fue consagrado Obispo

Hombre definitivamente humilde.

El 25 de julio de 1974 fue consagrado Obispo, en la Catedral de Caracas, por el Eminentísimo José Humberto Cardenal Quintero, Arzobispo de  Caracas,  para desempeñarse como Auxiliar de la Arquidiócesis.

El 2 de Febrero de 1976, el Santo  Padre Paulo VI lo nombra Coadjutor de Trujillo, con derecho a sucesión.

El 14 de marzo de 1976, llegó a Trujillo como Coadjutor de Monseñor José León Rojas, y como titular de Sulleto.

En su misión de ayudar al Excelentísimo Sr. Obispo Diocesano promovió para el Clero y las Religiosas, también para apóstoles seglares, un curso de planificación pastoral con el padre Laslow; las conclusiones de aquella convivencia han servido a lo largo de los años para los temarios de las conferencias del Clero y para las actividades pastorales.

Para esa época ya había visitado toda la Diócesis en la realización de visitas pastorales y recorrió los campos más apartados de la Diócesis.

En la Conferencia Episcopal Venezolana logró desempeñar la presidencia de la Comisión de Liturgia y fue delegado de la Conferencia ante el Celem. Fue delegado de los obispos venezolanos ante la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Puebla, que emitió el famoso «Documento de Puebla».

En 1982, a raíz de la muerte del excelentísimo y reverendísimo señor Dr. José León Rojas, Obispo Diocesano, pasa a ser Obispo de Trujillo, pasa a gobernar y regir los destinos espirituales de esta Diócesis, que hasta ese  momento sólo había tenido dos grandes prelados en su solio episcopal: el Obispo Camargo y el muy ilustre Obispo León Rojas.

El 12 de junio de 1982 llegaba a esta ciudad procedente de la Capital de la República Monseñor Vicente Ramón Hernández Peña, ya con la investidura de nuevo Obispo de Trujillo.

El ilustre Prelado quien asume el liderato de la iglesia trujillana al momento de producirse el deceso de Monseñor José León Rojas Chaparro, se encontraba en Caracas desde hace varias semanas acompañando al Obispo fallecido en su penosa enfermedad.

Monseñor Hernández Peña hizo su arribo a Trujillo para coordinar las honras fúnebres que durante tres días se cumplieron en la capital del estado.

El Obispo de la Diócesis de Trujillo había llegado acompañado de Monseñor José Jesús Núñez, para ese momento Obispo Auxiliar la Diócesis de Ciudad Bolívar.

Figura bondadosa

En 1976 llegó a Trujillo como Coadjutor de Monseñor José León Rojas.

Monseñor Hernández Peña se mantuvo como Obispo titular de la Diócesis de Trujillo durante 30 años, entre 1982 y 2012 cuando a la edad de 75 años renuncia y se convierte en Obispo Emérito de Trujillo.

El 9 de junio de 2012 entrega el cargo episcopal y es sucedido por el actual Obispo, Monseñor Cástor Oswaldo Azuaje Pérez. Sin duda alguna Monseñor Vicente Ramón fue una figura bondadosa, impregnado de la humildad y del espíritu de servicio hechos sacerdotes en los alcances justos de las enseñanzas bíblicas.

Es por todo lo dicho y por lo mucho que pudiera aún decirse en torno a su personalidad, que con orgullo y satisfacción íntima dedicamos a nuestro distinguido Obispo Vicente Ramón Hernández Peña como modesto homenaje de esta incompleta semblanza hoy cuando le despediremos con aplausos camino al encuentro con el Señor, quien de seguro lo recibirá con alegría y gozo. ¡Gracias Monseñor!… mil gratitudes por todo su aporte.


DE INTERÉS

En el año 2015 la Alcaldía de Valera le rindió un grandioso homenaje y lo honró con la distinción “Hijo Ilustre de Trujillo”, en reconocimiento a la extraordinaria labor y obra realizada a favor de nuestra entidad y de la iglesia.

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