De cara a las elecciones regionales que se celebrarán el próximo 15 de octubre del corriente año, el candidato por el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) ha diseñado como eslogan de su campaña “por amor a Mérida”, lo que para el Cardenal Baltazar Enrique Porras, esta marca “no es más que el cuento de caperucita y el lobo, porque amor son buenas razones y no dichos”.
El representante del clero venezolano comparó ese “lenguaje pacifista” al referido famoso cuento infantil, al explicar que en el relato de esa fácula “el lobo se viste de cordero y utiliza una voz de anciana y lo que quiere es comerse a Caperucita”, por lo que advirtió a los merideños a no caer ni dejarse convencer por ese eslogan que no refleja la cotidianidad del país y del estado, pues Mérida está sumergida en un severo desabastecimiento de alimentos, medicinas, inseguridad, entre otros factores que han disminuido la calidad de vida en el estado.
“Diálogo no es hablar pistoladas”
El Arzobispo Metropolitano de Mérida se refirió a la nueva convocatoria que realizó el Gobierno nacional a la oposición venezolana con el objetivo de iniciar –nuevamente- una mesa diálogo, desestimando que ese llamado tenga una finalidad, pues “sentarse a dialogar no es hablar pistoladas”.
Insistió en las premisas del Papa Francisco y del secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, que para poder instalar una mesa de diálogo, debe existir una agenda predefinida, la cual –afirmó- el Gobierno no respeto.
A su juicio, es necesario sentarse a negociar “más que a dialogar”, porque es necesario restablecer la paz, la igualdad y la libertad de los ciudadanos. Expresó que no se puede “llamar a diálogo, mientras que por otro lado se insulta a todo el mundo, adentro y afuera, no puede ser diálogo y tampoco podemos dejarnos llevar por lo mediático”.
Porras mantuvo que para establecer una negociación, el Gobierno no puede seguir sosteniendo la tesis de los “buenos están para un lado y los malos están del otro”, consideró la necesidad que en el país empiecen a calar las soluciones “pues de nada vale iniciar un diálogo para sordos y presentar una cara que no lo es”.
Colocó como ejemplo las objeciones que ha realizado el Gobierno nacional en contra de las sanciones impuestas a los funcionarios venezolanos, más no se “rasgan la investidura ante las sanciones que el Gobierno le impone a los venezolanos, que si no tienen el carnet de la patria, o tal y cual requisito, no pueden tener acceso a la comida, a los medicamentos, a la vivienda o a sus derechos ciudadanos, no puede ser que existan unas medidas para unas cosas y para otras no”.