Caracas, 29 mar (EFE).- Cerca de 2.000 personas acompañaron este viernes en el barrio caraqueño de Petare, la tradicional representación del viacrucis que jóvenes y líderes religiosos organizan en las empinadas cuestas de este barrio, desde hace 38 años, para conmemorar la pasión de Cristo.
Por las calles de la barriada caraqueña, un grupo de actores representaron los últimos momentos de Cristo, narrados en la Biblia, ante la mirada de cientos de personas que se conmovieron con la actuación de los personajes.
Los actores que participan en esta representación, residentes de esta comunidad, son en su mayoría jóvenes que durante el último año vendieron rosarios, velas e hicieron rifas para poder conseguir más recursos para el vestuario, la escenografía y el sonido, según explicó a EFE el padre Alexis Montesino, encargado de la Pastoral Juvenil.
En la representación participan un total de 70 jóvenes, entre actores principales y secundarios.
«Hay que contar la asistencia de los fieles que nos ayudan con la alimentación, la hidratación, algunos saben emplear la parte del sonido, la musicalización y todas esas personas se incluyen dentro de este trabajo», añadió.
Montesinos explicó que la tradición comenzó hace 38 años con un pequeño grupo de personas del barrio y que a lo largo de los años ha habido una evolución logística, artística y espiritual.
«A través de los años, con la colaboración de muchas personas, ha sido posible que esta representación pueda mejorar en su logística, a nivel de la música, la representación, las tarimas», dijo.
Incluso, sostuvo, que esto ha hecho que caraqueños de otros sectores de la ciudad se movilicen hasta Petare para vivir este evento religioso, así como personas de otros países que han visto el acto a través de Internet.
Mayra Rivero, una residente de Petare de 48 años, aseguró a EFE que el acto estuvo «bellísimo».
Entretanto, Miguel Bermúdez, un católico practicante de 50 años, dijo a EFE que con este tipo de representaciones se deben ir recuperando tradiciones y hacer «cosas mejores y que lo malo se vaya para otro lado».
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