Nos interesa estudiar las interacciones políticas desde la perspectiva de la investigación empírica conductista, fundamentada en el enfoque sistémico, aplicado a la política (modelo de Easton). El análisis de la estructura política (Easton, 1990) es uno de nuestros principales objetivos, pero es necesario abarcar un amplio espectro teórico (modelos) y metodológico para lograr entender qué es el conductismo, en primer lugar. Por ello, además del libro ya referenciado, nos apoyaremos en otras obras célebres del ilustre autor: The Political System (1953); An Approach to the Analysis of Political Systems (1957); A Framework for Political Analysis (1965); y, A Systems Analysis of Political Life (1965). La elaboración (proceso) de políticas públicas es el común denominador.
Para nosotros, es de sumo interés comprender “el comportamiento político de los grupos, como resultado de los comportamientos individuales, y las formas en las cuales intentan influir en las tomas de decisiones del gobierno.” (Bedoya, 2015: 43). Por eso, estudiamos las relaciones y las interacciones de los actores sociales y entre los grupos que estos conforman. Sabiendo que en una comunidad el 90% de sus miembros son generalmente pasivos, el 9% activos y el restante 1% ejerce funciones de autoridad (poder), la unidad de análisis (individuos/grupos) es delimitable y, por tanto, el volumen de observaciones de interés (relaciones e interacciones) puede reducirse de manera considerable, al ignorar a los miembros pasivos, excepto cuando deciden participar.
Puede argumentarse que las interacciones sociales relacionadas con las políticas públicas tienen un antecedente a su priorización en la agenda del gobierno, en el proceso de campaña electoral (plan de gobierno). De allí la importancia de hacer encuestas (mediciones en vivo) que conlleven el beneficio adicional de permitir la construcción de un Registro Electoral de Ciudadanos (REC). En este caso el grupo en consideración es la sociedad en su conjunto y de las interacciones entre sus miembros surgirá una sociedad civil cohesionada y organizada en redes, con capital social.
Un tipo de insumo, en el modelo de Easton, son las demandas que le hace la sociedad al sistema político, cuya respuesta será una política pública o una decisión de gobierno, cuando no se logre un consenso. En el caso de la primera, es una “asignación autoritaria” (o imperativa) de recursos (tangibles e intangibles), generalmente escasos, para atender la demanda social. Supongamos, entonces, que la sociedad civil contase ya con un REC, actualizado. Para el momento cuando el gobierno trate de imponer su criterio, la respuesta sería coherente y efectiva, sin lugar a dudas.
Cada política pública debe trabajarse como un proyecto distinto. Consideremos, por ejemplo, una política pública dirigida a incentivar el desarrollo científico y tecnológico de un país. Quisiéramos, adicionalmente, garantizar la participación de la gente en las discusiones. Paralelamente, para complicar el escenario, supongamos que se está llevando a cabo la discusión de un proyecto de ley de Ciencia y Tecnología, a nivel nacional. En ese caso, lo que una herramienta tecnológica de apoyo (p.ej., la Tecnología Social SAI) estaría midiendo son las transacciones políticas; es decir, las interacciones que se generan entre instituciones (públicas y privadas) y la ciudadanía.
Referencias:
Bedoya, J. (2015). El conductismo en la ciencia política: Descifrando un concepto poco maleable en los horizontes de la investigación empírica.
Easton, D. (1990). The analysis of political structure.
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