Para asegurar su subsistencia las empresas deben optimizar sus sistemas de información y sus procesos de toma de decisiones (comunicación), que operan día tras día, ininterrumpidamente. El Desarrollo Organizacional (DO) es la responsabilidad de todos, por lo cual es muy importante considerar al recurso humano que forma parte de la organización, tomando en cuenta que todo individuo lleva también una vida personal, fuera de la empresa. De allí la innegable conveniencia de organizar nuestras vidas metódicamente para no descuidar ni el trabajo ni el tiempo libre que compartimos con familiares, amigos y en grupos o círculos sociales. En cualquier caso, la PNL o Programación Neurolingüística es una opción, como un método de vida que ha de practicarse.
La PNL es una disciplina psicológica creada por Richard Bandler y John Grinder. Se popularizó con la publicación de su libro The Structure of Magic (1975). Es un enfoque comunicacional que puede ser utilizado en la resolución de conflictos en las empresas y para mejorar las relaciones interpersonales, en general. “Poner en práctica la PNL podría llegar a ser una respuesta cultural automática, ante cualquier situación social. A través del tiempo y con la práctica constante a un nivel de competencia consciente podría hasta llegar a utilizarse a un nivel inconsciente, como cuando manejamos un carro” (Potter, 2018: 160). En sociologia: habitus cultural (Bourdieu dixit).
El cambio organizacional y cultural en las empresas ocurre cuando se induce sistemáticamente, a través de profesionales expertos en DO. Un ejemplo es la implementación de estrategias para fomentar la innovación abierta. Por otra parte, a nivel individual, esa voluntad de cambio debe provenir de nosotros mismos. Ambos objetivos son realizables haciendo uso de técnicas propias de la PNL. Lo interesante es que el desarrollo personal y el liderazgo empresarial se refuerzan mutuamente, pero para alcanzar esa sinergia, dentro y fuera de la empresa (vida personal), es necesario mejorar nuestras habilidades comunicacionales. ¡Es sólo cuestión de querer hacerlo!
Una de las herramientas más efectivas con la que cuenta la PNL es la llamada línea del tiempo: “Es una representación mental de cómo una persona organiza sus recuerdos y expectativas … visualiza su pasado, presente y futuro a lo largo de una línea que puede extenderse en diversas direcciones” (IAFI, 2025). El tiempo es una construcción subjetiva. Por una parte, construimos mentalmente el futuro en el presente, como un futuro posible, proyectando condiciones reales, existentes en el presente. Por otra parte, el presente es el pasado en evolución. No es posible borrar, pero sí modificar la percepción de eventos pasados, al reconfigurar la línea del tiempo.
Vamos a aclarar alguna terminología referida a los varios tipos de memoria existentes. Estos se pueden agrupar como de corto y largo plazo, pero con frecuencia nos podemos encontrar con los términos: memoria declarativa (explícita) y memoria implícita. La primera comprende, a su vez: la memoria de trabajo, la memoria semántica y la memoria episódica. Esta última juega un rol importante en la PNL. Es “un tipo de memoria a largo plazo para recordar eventos pasados, como un viaje por carretera con unos amigos, una reunión familiar o un episodio de un programa de televisión” (Joshu, 2022: 13). Recordar esas experiencias forma parte de nuestro presente.
Referencias:
IAFI (2025). Guía completa para entender la Programación Neurolingüística (PNL).
Joshu, E. (2022). Know your terms: A memory glossary. In: Health (Special Edition: The Power of Memory).
Potter, D. (2018). Neuro-linguistic programming for change leaders: The butterfly effect.
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