Entre las múltiples y muy variadas herramientas que se encuentran a la disposición del consultor gerencial, en las organizaciones empresariales, está el Análisis Transaccional (AT), el cual se diferencia del resto por su complejidad, al demandar de la comprensión de la empresa como un sistema social. Surge así un enfoque sistémico constructivista, sustentado en la teoría general de los sistemas sociales, desarrollada por el sociólogo y filósofo alemán Niklas Luhmann (1927-1998). La empresa, así concebida, es considerada un sistema operacionalmente cerrado, en cuanto a que sus componentes “transaccionan” de manera recursiva. La comunicación (y no el individuo) es la unidad básica de la organización. Es un sistema autorreferencial y autopoiético.
En su versión no sistémica, el AT es un método fácil de utilizar, pues simplemente se trata del análisis del proceso comunicacional entre personas, tal como lo concibió el médico psiquiatra, canadiense, Eric Berne (1910-1970). Fue, sin embargo, el médico psiquiatra, norteamericano, Thomas Harris (1910-1995) quien lo popularizó con la publicación de su obra: “Yo estoy bien, tú estás bien” (1967), un manual de autoayuda. Fue un verdadero bestseller. Recuerdo que, en mi época de estudiante del tercer año de bachillerato (en Caracas), tomé un curso de Psicología. Nos asignaron el análisis del mencionado libro como proyecto de fin de curso. Era el año 1973.
El AT, como teoría psicoanalítica y método, se utiliza para estudiar el comportamiento humano, a través de la comunicación (combinando los estímulos y sus respuestas), producidos durante una conversación (transacciones). Es un proceso de interacciones entre los estados del yo que conforman la personalidad de un individuo (Padre, Adulto y Niño) y que representan formas de sentir, pensar y comportarse. “Los analistas transaccionales son capaces de identificar desde qué estados del yo se encuentran las personas realizando transacciones y seguir las secuencias que permitan intervenir y mejorar la calidad y la eficacia de la comunicación” (Murray, 2023: 2).
Claramente, como método de terapia, “el análisis transaccional implica dedicar algún tiempo a mirar atrás para comprender por qué alguien ha desarrollado las creencias fundamentales que tiene sobre sí mismo, los demás y el mundo” (Lantz, 2021: 3). En nuestro caso, el enfoque en el uso del AT es, exclusivamente, sistémico y constructivista. Nos interesa estudiar modelos, en la teoría organizacional, que incluyan al AT. Fundamentamos nuestra decisión en la utilidad de los conceptos manejados por el AT. Quizás, saber observar los procesos comunicacionales sea lo más importante, para un consultor que desee entender el comportamiento de un sistema.
La articulación entre el pensamiento sistémico constructivista y el AT ocurre, en la consultoría organizacional, si se logran identificar asuntos clave, tales como: “el pensamiento holístico, la autosemejanza, la circularidad (o retroalimentación positiva), la subjetividad, los patrones que describen procesos, la prioridad en los efectos y la diferenciación entre niveles” (Kreyenberg, 2005: 308). ¿Por dónde comenzar? Sugiero que sea por entender en qué consiste la teoría de los sistemas sociales de Luhmann. Tarea que pudiera no ser fácil. ¡Intentaremos servir de guía! Luego, seguiría el análisis de procesos, utilizando el AT y aplicándolo a casos empresariales.
Referencias:
Kreyenberg, J. (2005). Transactional analysis in organizations as a systemic constructivist approach.
Lantz, L. (2021). Book Review — I’m OK – You’re OK. The Psychiatry Resource.
Murray, H. (2023). Transactional analysis theory & therapy: Eric Berne. Simply Psychology.
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