El futuro de la democracia en el mundo es incierto. Esta aseveración se sustenta en el número de regímenes autoritarios e híbridos (con ciertas libertades civiles) que existen. En particular, el caso de Latinoamérica es grave, por cuanto la vocación totalitaria forma parte de un proyecto regional, con apoyo de gobiernos comunistas (Rusia y China, principalmente). La desaparición del estado de bienestar es la manifestación más palpable de esa realidad. Es una paradoja, por cuanto la democracia se debilita cuando el estado benefactor entra en crisis. Sin la intervención del Estado el bienestar general de la población (derechos sociales) no puede ser garantizado.
En democracia, con la limitada, pero a la vez necesaria intervención del Estado (i.e., estado de bienestar), son implementables “las prestaciones al desempleo, las pensiones por jubilación o la gratuidad y universalidad de los servicios en materia de salud y educación” (BBVA, 2025). Es un modelo que sabemos que funciona, porque así se demostró en Venezuela, con la llegada al poder de Acción Democrática (Revolución de Octubre, 1945). Tenemos los demócratas la tarea de estudiar las razones de la crisis del estado benefactor y asegurar el futuro de la democracia, o “no podrá sobrevivir … [serán] democracias populares [o comunistas]” (Luhmann, 1993: 165).
La pregunta que nos hacemos los demócratas es: ¿Por qué la democracia no reacciona cuando el estado benefactor entra en crisis? Antes de responder, veamos lo que ocurre a nivel global. Elecciones, hoy en día, hay más que nunca. Históricamente, el 2024 fue el año en el cual más elecciones se han efectuado, según el periódico The Economist. Al mismo tiempo, importantes centros de investigación científica, como el Cline Center for Advanced Social Research, publican estadísticas e información pormenorizada sobre golpes de estado, acontecidos desde mediados del siglo pasado a la fecha. Ahora sí, luego de considerar toda esa información, responderemos.
Programas como “Vaso de leche escolar” y “Apoyo a la mujer embarazada” son fundamentales en una democracia, para garantizarles a las familias de menores recursos, en Latinoamérica, igualdad de oportunidades, con miras al futuro. Cómo y cuándo implementarlos tendría que ser planificado estratégicamente, de acuerdo con las prioridades y los recursos disponibles, de otro modo “[e]l Estado democrático de Bienestar esta[ría siendo] sometido a un destino imposible y trágico … ha de conocer y aceptar sus límites y ha de dejar operar a los otros sistemas sociales, reprimiendo sus pretensiones de redención universal” (Ramos Torre, 1993: 195). ¡Funcionaría!
Gracias al estado benefactor, en la democracia de los años 70, miles de venezolanos tuvimos la oportunidad de ir a estudiar a las mejores universidades del mundo, a través de un programa de becas (FUNDAYACUCHO). Nuevamente, solo por medio de la planificación estratégica sería posible mantener en el tiempo un programa tan ambicioso como ese. En general, sin planificar, “[e]l estado de bienestar es como intent[ar] inflar una vaca para obtener más leche” (Luhmann en Albert, 2019: 9). La Teoría política de Niklas Luhmann, como parte integral de su Teoría de la sociedad, es una herramienta a nuestra disposición para pensar en soluciones innovadoras.
Referencias:
Albert, M. (2019). Luhmann and systems theory. In: Oxford Research Encyclopedias, Politics.
BBVA (2025). Estado de bienestar: Ayer y hoy. Página web: https://www.bbva.com/es/economia-y-finanzas/estado-bienestar-ayer-hoy/.
Luhmann, N. (1993). Teoría política en el estado de bienestar.
Ramos Torre, R. (1993). Niklas Luhmann: Teoría política en el estado de bienestar. Reseña.
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