Candidaturas y abundante participación en Venezuela no es suficiente: falta cohesión nacional | Por: Luis A. Villarreal P.

Luis A. Villarreal P.

Echamos de menos algo muy importante: la organización nacional que vaya más allá de partidos y candidaturas. Aunque se ha experimentado con agrupaciones [o movimientos] que han pretendido asertivamente darle a la Oposición un carácter mucho más amplio y representativo —el Frente Amplio Venezuela Libre es solo un ejemplo— que el mero perfil partidocrático sin perspectiva Unitaria.

La situación de la ‘comunidad’ partidista, porosa y fragmentada, enredada en sus intereses sectarios y antagónicos, desde hace tiempo exige la intervención del resto de los sectores, verbigracia importantísimos en la vida organizativa y productiva nacional: Gremios e Instituciones de diversa índole.

Muchas voces y escritos —movidos por la preocupación ante tantos años perdidos en perjuicio de la Nación y la proyección del país, y lógicamente por la precaución ante el singular adversario que si acaso respeta sus reglas— han alertado y sugerido sobre la necesidad de una estructura que referencie en síntesis y de la mejor forma posible la representación Unitaria de Venezuela.

Y qué mejor que una Junta de Emergencia Nacional —o como se le quiera denominar—, que tenga el exclusivo propósito, el preciso e irreductible objeto, de dar tratamiento a la Crisis que agobia y extenúa a los venezolanos. Teniendo claro que el primer paso es reemplazar cuanto antes el poder actual cuestionado por un movimiento político impregnado de ciudadanía pura y casta, para sacar del atolladero a nuestro infortunado país, con una dirigencia —en todos sus sectores y niveles: partidistas, gremiales e institucionales— eficientemente democrática.

El bululú actual se mueve y regodea en torno al liderazgo personal y partidista, más concretamente en las candidaturas

En estos pasos andan quienes ‘simplemente’ quieren apostar a ganador. Muchos se están apresurando a adquirir el ticket para viajar en el tren de la victoria, y por qué no, en el ‘portaviones’ del nuevo poder que incluye en su cubierta una plaza —no de pan y circo al estilo tradicional oficialista— que tendrá por principal Misión realizar los ajustes verdaderamente políticos, basados en la justicia y adecentamiento nacional, y en la habilitación del Estado de derecho, condición sine qua non tendiente a encarrilar la democracia venezolana, el bienestar y prosperidad de todos.

Al margen o mediatizada está quedando la participación de entes y sectores integrantes de las Fuerzas Vivas de la nación. Aunque han mostrado claramente su actitud y reciedumbre beligerante, al advertir sobre los daños y despropósitos de los causantes del descalabro, y al oponerse decidida y gallardamente al rapto de Venezuela, deberían figurar de contínuo en aras de la cohesión necesaria.

Mucho se dice y se apuesta por llegar a esos predios de práctica y conciencia democrática, ésta última, desganada en el proceder colectivo de los venezolanos. Circunstancia que ha convertido a la nación entera en un espectro socio-económico y político vulnerable y víctima de actores dirigenciales que buscan figuración y beneficio personal, antes que nada.

Asumiendo que la principal variable de la ecuación que se debe despejar, ante el devastador problema que confrontamos, es la Educación; en nuestro sistema educativo nacional debería implementarse el deber de estudiar materias o asignaturas básicamente necesarias como Ciudadanía y Democracia, con la apertura de cátedras y especializaciones —inclusive de institutos para tal fin— cuyo propósito sea buscar, de manera sostenida, no solamente el entendimiento de las palabras con significación y trascendencia política sino la genuina sensibilidad y concientización sobre los deberes —y no solo derechos— que comporta la nacionalidad; y, más específicamente, en relación a los conceptos de Patria y Soberanía, entre otros.

Seguimos pensando en el nudo gordiano de las Elecciones Libres. Esa es la principal duda o preocupación que oscurece el firmamento venezolano. Desde hace años el movimiento opositor es mayoría, pese a que dentro del mismo se haya producido el sectarismo divisionista causante de los reveses electorales en elecciones estadales y municipales; pero, ya no se espera como año atrás que las negociaciones en México den el esperado fruto: mejores condiciones electorales.

 

 

En tiempo de crisis, todos uníos

 

Contrariar a la gente

los pseudo líderes han

                    [preferido.

En absurdo sainete,

tan trágico y sumiso,

se burlan realmente de ellos

                               [mismos;

 

mas no de la Unidad

sin ellos. La innegable mayoría

lo ha manifestado ya.

Las Primarias castigan

la espuria oposición de la

                           [mentira,

 

desde ahora. Nomás

falta que al legitimarse coloquen

en patrio pedestal

a quienes nada esconden

para servir a las instituciones.

 

Pero, no es suficiente:

sufragio, mayoría y voluntad,

tener. Todo depende

de no subestimar

al régimen, y de lo que es

                              [capaz.

 

                                     L A V P

 

 

El oficialismo realiza su trabajo sistemático en la aplicación de la aritmética que una vez más le daría los ansiados resultados y la garantía de seguir ‘gobernando’ de peculiar y trágico modo. Electoralmente enflaquecido, busca obcecado, con y sin el CNE en las Primarias, la división ‘infinitesimal’ del voto opositor. Se le ve en la puja y reto por seguir al frente del poder, de aferrarse a él con mayor vehemencia, mas no el mínimo atisbo que se parezca a la palabra transición, por Venezuela.

 

 

 

 

Salir de la versión móvil