Yo fui Profesor Jubilado Activo de la Asignatura: ‘Evolución’ en el NURR-ULA desde el año 2002 hasta finales de 2017. Le regalaba mi trabajo a la universidad, pero lo hacía con deleite porque me encantaba enseñar la teoría evolutiva darwiniana.
A finales de septiembre de 2008 elaboré un escrito sobre un enfoque evolutivo darwinista del cáncer y era lectura para mis estudiantes. Considero que tiene total vigencia y lo vuelvo a publicar, con ligeras modificaciones actualizando datos de algunos autores. En efecto, todos tenemos pavor al cáncer, y por eso es pertinente conocer una interpretación evolutiva darwiniana sobre tal enfermedad.
La teoría evolutiva Darwinista tiene implicaciones en filosofía, porque nos enseña a ver todos los procesos naturales como la vida y la muerte, las enfermedades, el cáncer, la vejez, etc., precisamente como lo que son: Algo absolutamente natural y eso nos puede ayudar a asumir una actitud de sabia serenidad ante lo que sea inevitable.
En el caso de la medicina, en el año 1994 se publicó una extraordinaria obra titulada: ‘Por Qué nos Enfermamos. La Nueva Ciencia de la Medicina Darwiniana’, cuyos autores son Randolph M. Nesse (nac. 1948), médico y biólogo evolutivo estadounidense, Profesor en la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan, y George C. Williams (1926-2010), notable biólogo evolucionista estadounidense, que fue Profesor en la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook, e hizo grandes aportes a la teoría Darwiniana. Esta obra causó un tremendo impacto en la medicina. El capítulo 12 se titula ‘Cáncer’ y en él se explica esta enfermedad desde un punto de vista genético y evolutivo. Otro autor, el eminente biólogo evolucionista estadounidense David Sloan Wilson (nac. 1949), Profesor Emérito de Biología y Antropología en la Universidad de Binhamton, publicó en el año 2007 su importante obra: ‘Evolución para todos’ y en el capítulo 19 analiza el cáncer desde un punto de vista Darwiniano. Entonces vamos a tratar de resumir las ideas de ambas obras sobre el cáncer. Para ello, debemos hacer grosso modo un brevísimo recuento de la historia de la vida en el planeta. Aunque todavía falta mucho por descubrir, la mayoría de los autores consideran muy probable el siguiente escenario: Hace unos 3.800 millones de años o más, se formaron moléculas capaces de auto-replicarse. Algunas fueron más eficientes para auto-replicarse (reproducirse) y conservarse (sobrevivir), y por eso fueron seleccionadas favorablemente por Selección Natural Darwiniana. Con el tiempo, algunas moléculas auto-replicadoras, gracias a mutaciones al azar, construyeron una envoltura protectora, y eso permitió soportar los embates del entorno. Esas fueron seleccionadas favorablemente y así surgieron los organismos unicelulares. Luego se formaron organismos multicelulares con tejidos diferenciados formados por células especializadas. Pero recordemos que a fin de cuentas la lógica de todo ser viviente es transmitir sus genes a las siguientes generaciones. Entonces a los organismos multicelulares se les presentó un problema sumamente grave, porque la lógica de toda célula es dividirse y formar más células, pero en un organismo multicelular hay que controlar que cada célula se divida solamente lo necesario y nunca se divida sin control más de lo necesario. Cuando una célula en un organismo multicelular se divide más de lo necesario se puede formar un tumor canceroso.
Randolph M. Nesse y George C. Williams aseveran que lo sorprendente no es que un organismo multicelular tenga cáncer…¡Lo sorprendente es que NO tenga cáncer!!!…En efecto, consideremos el caso del humano que tiene unos 10 trillones de células, es decir unas 10.000.000.000.000 células. Entonces vamos a analizar los extraordinarios mecanismos de control en un organismo multicelular para aplacar rápidamente cualquier célula que se ‘rebele’ (hablando metafóricamente) y se divida anárquicamente y forme un tumor. Podemos considerar una serie de ‘mecanismos de seguridad’. En primer lugar, cada célula tiene genes que controlan la división celular para que se pare cuando las condiciones locales ambientales de la célula indican que ya no se necesita que siga dividiéndose. Pero supongamos que falla este primer mecanismo de seguridad y un ‘ADN anormal’ se divide más de lo necesario. Entonces actúa un ‘segundo mecanismo de seguridad’ constituido por genes que ‘reparan y rectifican’ ese ADN anormal y corrigen el error. Pero supongamos que tampoco funciona bien este segundo mecanismo de seguridad. Entonces actúa un ‘tercer mecanismo de seguridad’ integrado por genes que suprimen el tumor generado inhibiendo el crecimiento celular, por medio de la destrucción del producto genético que es indispensable para la multiplicación de esa colonia de células anormales. Pero supongamos que también falla este tercer mecanismo de seguridad. Entonces actúa el sistema inmunológico que emplea una serie de ‘armas’ para neutralizar ese crecimiento tumoral. Se calcula que diariamente cada humano produce células cancerígenas pero rápidamente las reprime (si está sano). Por otra parte, David Sloan Wilson hace un análisis Darwiniano del cáncer muy interesante. Supongamos que una célula ‘normal’ tiene mutaciones al azar en su ADN que le permiten ‘eludir’ los mecanismos de seguridad. Entonces esa célula se reproduce y forma una colonia cancerosa que absorbe nutrientes y crece más y más, hasta que produce metástasis. Desde un punto de vista Darwiniano esas células anormales son seleccionadas favorablemente por Selección Natural, es decir, esas células se reproducen más que las normales y les quitan nutrientes. La lectora o lector pensará: Pero cuando una persona muere por cáncer esas células cancerígenas también mueren y van al ataúd y ya no pueden perpetuarse. Eso es verdad, pero recordemos que el proceso evolutivo de los seres vivos no tiene ‘visión futurista’ y sólo actúa en el momento presente. Cuando una célula tiene mutaciones genéticas al azar que le confieren la capacidad de eludir los controles genéticos de un organismo multicelular, entonces se reproducirá más y más, hasta acabar con el organismo. Por supuesto, un organismo multicelular que por mutaciones genéticas al azar desarrolle mecanismos de control más eficaces para controlar sus células, será seleccionado favorablemente por Selección Natural….¡Se establece una ‘guerra evolutiva Darwiniana’ entre ‘células rebeldes’ y ‘mecanismos de control’!!!.
Por otra parte, vamos a ver algunas concepciones de eminentes autores ante las desdichas por enfermedades como el cáncer y en general ante el sentido de la vida.
Uno de los autores más importantes en la historia de la Genética Evolucionista en el siglo XX ha sido el gran genetista británico: J.B.S. Haldane (1892-1964). Este autor sufrió un cáncer del intestino rectal y se sometió a una extirpación del recto de tal manera que le abrieron un orificio en el vientre para poder evacuar. Lo más impresionante es que J.B.S. Haldane unos meses antes de morir…¡Se mofaba de su cáncer rectal y su operación!!!…¡Y hasta publicó un poema en el año 1964 en el periódico inglés ‘New Statesman’ titulado: ‘El Cáncer es Divertido’!!!…El poema es muy largo y solamente podemos reproducir unos pocos fragmentos escogidos: “Yo desearía tener la voz de Homero / Para cantarle al cáncer del recto / (…) Ahora yo soy como Jano que tenía dos caras / El único dios que veía su ano / (…) Mis palabras finales antes de desaparecer / Son: “El Cáncer puede ser bastante divertido” (2).
Sinceramente, solamente un autor tan estrambótico y genial como J.B.S. Haldane, tan compenetrado desde un punto de vista filosófico y biológico con la vida y la muerte, pudo haber escrito un poema tan impactante.
Por otro lado, está bien comprobado que algunas personas tienen predisposición hereditaria (genética) a sufrir ciertos tipos de cáncer. También es muy bien conocido que hay factores ambientales contaminantes cancerígenos que pueden incidir en el origen de ciertos tumores cancerosos. Por supuesto, muchos médicos oncólogos también insisten en la importancia de una vida saludable que refuerce el sistema inmunológico, para impedir lo más que podamos el cáncer.
Por otra parte, muchos autores han detectado muy acertadamente que en la naturaleza no hay ni bien, ni mal, sino la más absoluta indiferencia. Por ejemplo el extraordinario autor británico Richard Dawkins (Nac. 1941), que es quizás el más eminente biólogo evolucionista en el mundo actual, expresó: “El Universo que observamos tiene precisamente las propiedades que esperaríamos si en el fondo no hay diseño, ni propósito, ni maldad, ni bondad, ni nada, sino una ciega e inmisericorde indiferencia” (3).
También podemos recordar al gran poeta alemán Heinrich Heine (1797-1856) cuando en su colección de poemas titulado: ‘Preguntas’ dijo: “¿Cuál es el significado del humano? / ¿De Dónde vino? / ¿A dónde va?”…Como respuesta a esas interrogantes el poeta Heinrich Heine responde en su poema: “Las olas susurran su eterno susurro / El viento sopla / Las nubes pasan / Las estrellas titilan / Indiferentes y frías / Y un simplón espera una respuesta” (4)
Las respuestas de Dawkins y las de Heine son muy acertadas. La vida de cualquier humano está expuesta a la dicha o la desdicha, a veces de la manera más imprevista, y no hay ningún sentido de la vida predeterminado. La única lógica de los seres vivos es la que plantea la teoría evolutiva Darwinista: Supervivencia y reproducción. Pero el humano es la única especie en el planeta que puede reflexionar sobre su propia existencia y definir el sentido de su propia vida.
NOTAS: (1) La información sobre los mecanismos genéticos que originan el cáncer, la he tomado de pags. 171-181 en Randolph M. Nesse and George C. Williams (1994) ‘Why We Get Sick. The New Science of Darwinian Medicine’. Vintage Books. También la he tomado de pags. 139-143 en David Sloan Wilson (2007) ‘Evolution for Everyone’. Random House (2) ‘New Statesman’, London, 21 February, 1964. Tomado de Pags. 174-176 en Richard Dawkins (ed.) (2008) ‘The Oxford Book of Modern Science Writing’. Oxford Univ. Press. (3) Pag. 133 en Richard Dawkins (1995) ‘River Out of Eden’. Basic Books. (4) Pag. 257 en David P. Barash (2006) ‘What the Whale Wondered: Evolution, Existentialism, and the Search for Meaning’. En Alan Grafen and Mark Ridley (Eds) (2006) ‘Richard Dawkins. How a Scientist Changed The Way We Think’. Oxford University Press.
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