Cambures y gasolina… ¡insólito!

Ayer compré una mano de 16 cambures por 175.525,00. Cada cambur me costó la friolera de Bs. 10. 970,31. De la frutería me fui a poner gasolina, donde un litro de gasolina de 95 octanos –la más cara- cuesta Bs. 6,00/l. La más barata, la de 91 octanos, cuesta Bs. 1,00/litro. Llenar un tanque de gasolina de 50 litros con gasolina de 95 octanos cuesta Bs. 300. Con lo que pagué por un cambur, ¡un cambur! se pagan los tanques de gasolina de 50 litros de casi 37 vehículos. Con mi mano de cambur completa podría pagar 585 tanques de 50 litros de gasolina de 95 octanos.

No tengo claro si una gandola tanque para transportar gasolina carga 36.000 o 37.000 litros. Asumiré la de 36.000 litros. El propietario de la estación de gasolina paga Bs. 216.000 por la gandola de 36.000 litros de gasolina de 95 octanos. Si fuera a hacer un trueque por cambures, necesitaría una mano de 20 cambures y no tendrían con qué darle el vuelto. Pero si se tratara de gasolina de 91 octanos, con mi mano de cambur podría pagar 4,9 gandolas de combustible: ¡algo cercano a 176.400 litros de gasolina de 91 octanos!

Según el propietario de la estación de servicio con quien conversé, se compra y vende la gasolina al mismo precio y Pdvsa le reconoce al expendedor un margen de comercialización. Antes tenían los márgenes por la venta de lubricantes y aditivos. Ahora no.

«¿No ha observado lo que está sucediendo?», me preguntó. “Las estaciones de gasolina están cerrando porque el negocio es inviable”. Me explicó que el último margen de comercialización que reconoció Pdvsa fue hace meses (quizás se refería al año pasado) para compensar únicamente los aumentos de los salarios de los empleados. Y añadió: “el último pago que recibí ya no me alcanza ni para pagar el consumo de electricidad recién facturado”. Le agradecí la paciencia, la información, me disculpé por haberle tocado un tema tan sensible y me fui pensando, pensando, pensando…

La distorsión de la economía venezolana, en sí misma, es suficiente para poner a sonar todas las alarmas. Pero no. Para este régimen no hay alarmas que suenen, excepto las de las sanciones a sus altos funcionarios. No les importa que no haya remedios para los seropositivos, ni para los enfermos renales, ni quimioterapias, ni antibióticos, ni sicotrópicos, a veces ni siquiera aspirina. Tampoco les conmueve que haya cada día más personas comiendo de la basura o yéndose del país.  Menos los ajusticiados por los cuerpos de seguridad del Estado, los asesinados por los colectivos que tienen más poder que los mismos policías. No, nada de eso los mueve. No tienen empatía, no sienten compasión. Su único interés es crematístico. Si de verdad no se han robado nada, como alegan a los cuatro vientos, no deberían importarles las sanciones que a título personal les han impuesto varios países. Más bien deberían pensar que «la derecha apátrida» abrió esas cuentas en sus nombres para fregarlos. Pero no. Tanta angustia es harto sospechosa. Angustia que los llevó a sentarse frente a sus odiados opositores, en reuniones donde la única petición era que lograran que les retiraran las sanciones.

Pero quiero volver al tema de los cambures, que ne dejó helada. Repito: con lo que uno compra 4 cambures, compra una gandola tanque de gasolina llena. ¿Quién en su sano juicio fletaría una gandola tanque para transportar 4 cambures desde el lugar de llenado hasta una estación de servicio y vuelta? Esos 4 cambures costaron Bs. F. 43.881,24 y si les agregamos los tres ceros de la reconversión monetaria del 2008, costaron Bs. 438.881.240. Los invito a sacar la misma cuenta usando huevos, harina, arroz. Si la saca con café terminará llorando… La verdad es que no deseo enterarme de más nada. Al menos por unos días.

@cjaimesb

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