“C Vende”

Los muchachos ponen atención. El profesor explica cómo el planeta tierra se ha convertido en un cuerpo satelizado, vigilado y controlado. “El gran ojo que controla nos observa detenidamente”. Al mismo tiempo trata de explicar cómo en el proceso de formación de las ciudades en nuestro continente, el mercado siempre está presente. El lugar donde se compra y se vende. Los mercaderes son los dueños del mercado. Si damos un salto, podemos ver a la sociedad venezolana convertida en un mercado controlado por los mercaderes. No es el gobierno, menos la oposición quienes controlan el mercado. Pero hemos llegado a un punto extraordinario: casi todo se mercadea, tiene un precio.

Si los mercaderes son los dueños de la ciudad, de la sociedad y de los templos, si se ha hecho normal que todo se vende o se compra, todo tiene un precio, si la sociedad es un mercado des-controlado por los mercaderes, desaparecen la ética política y religiosa porque es una práctica abominable, un virus corrompedor de cualquier relación de intercambio, dominando por encima de todo por el deseo de ganancia. El fenómeno: todos nos hemos convertido en capitalistas. Si esto es así estamos hablando de un fenómeno cultural capaz de derruir el sistema de relaciones sociales y de instituciones justas comunes a toda sociedad honesta. El profesor dice algo estremecedor, “si no puedes con el enemigo, corrómpelo”. Esta parece ser o es la enorme estrategia sobre un pueblo cuyas fuerzas extraordinarias, morales e históricas desafiaron “cual David al gigantesco poderío reaccionario”. Agrego algo de manera tajante. Los que dicen hacer la revolución y no la hacen, y no la practican son unos delincuentes, mercaderes de ideas cuyo oficio nos hunde cada vez más en la desidia. Y los otros que balbucean la democracia y han convertido la lucha del pueblo en una mercancía para vender al mejor postor, son unos traficantes de nuestro sacrificio.

Están por todas partes, son muchos. Se reproducen como conejos. Nos atolondran en cada paso que damos, nos ofrecen algo para comprar, grandes, medianos y pequeños se están apoderando de nuestra casa y de nuestros sueños. Tenemos que inventar las armas culturales para detenerlos, debemos comprender sus trucos para no caer en sus nefastas redes. Esto ha permitido que el enemigo de lo humano se diversifique, se extienda como las redes del hombre araña. Me he vuelto una mercancía con huesos controlada “cuando estoy dentro de la señal”. “La lucha muchachos -insiste el profesor- es saber obtener las dos comidas, la que nos alimenta el cuerpo y la que nos alimenta el alma”. Producir lo que consumimos para que ningún mercader ponga un cartelito en nuestro esqueleto donde puede leerse “C Vende”.

inyoinyo@gmail.com

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