Hace dos meses, Yoel José Cegarra, un joven de apenas 24 años sufrió heridas severas luego de que aparentemente la motocicleta donde se trasladaba le fallaron los frenos, lo que ocasionó que éste impactara abruptamente contra el pavimento. El hecho le generó fuertes lesiones en el cráneo y las piernas. El accidente se registró a las 10:00am de ese fatídico día en el sector Caja de Agua, más arriba de un lugar conocido como “El Terreno”.
Una vez recluido en el Hospital Central de Valera, empezaría el calvario para sus familiares: buscar y costear los medicamentos que le pedían para aplicárselos diariamente, más que todo antibióticos. Sus seres queridos hicieron todo lo que estuvo en sus manos, pero el precio excesivo de los insumos, que fácilmente pasaban los cinco millones de bolívares disminuyeron poco a poco la esperanza de su familia, como también sus signos vitales. El día jueves, su corazón se detuvo y falleció producto de una bacteria que contrajo en el centro médico.
Nolberto Duarte, Edinson Duarte y Óscar Cegarra, familiares directos del joven fallecido, se hallaban a las afueras de la morgue de Valera esperando la entrega del cuerpo de su ser amado. Aprovecharon la presencia de la prensa para dar a conocer las irregularidades que viven los pacientes recluidos en el principal recinto médico del estado.
Yoel Cegarra estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) durante un mes y quince días, posteriormente permaneció en piso veintidós días, allí contrajo la bacteria debido a los altos niveles de contaminación que allí predominan. “Acá no limpian, no mantienen las instalaciones aseadas para su adecuado uso. ¿Qué hacen los jefes del hospital ante esta situación?”, se preguntaron.
“Hasta los mismos trabajadores del hospital están pendientes cuando uno habla con los médicos y así escuchar los medicamentos que nos piden para luego ellos ofrecérnoslos obviamente a precios exorbitantes, es una mafia muy grande. El pueblo está matando al mismo pueblo”, aseguraron.
Buhonero
Cegarra era comerciante informal, tenía un puesto en Las Acacias de Valera, donde ofrecía sus productos a toda la colectividad. Era el menor de nueve hermanos y residía con su madre en el sector Santo Domingo, cerca del lugar donde sufrió el hecho vial.