BREVE ELOGIO A LA INFINITUD DE LOS LIBROS | Por: Libertad León González

 

Por: Libertad León González

 

Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.

Rafael Cadenas

Ars Poética

 

GRACIAS a Dios por esta mañana de buena compañía.

Buenos días, invitados especiales, muy estimados amigos, entrañable familia, público presente.

Hoy 23 de abril, aplaudimos la posibilidad de comunicarnos a través de una lengua prodigiosa como lo es el Castellano. Celebramos, al mismo tiempo, la posibilidad de afinar el pensamiento, el conocimiento, los sentimientos, las emociones y las ideas a través de la magia que otorgan los libros.

La lectura y la escritura se constituyen en la razón de ser del libro. Con la primera, se nos ofrece la posibilidad de volvernos apacibles hasta los límites del deleite, a contracorriente del apresuramiento del espectáculo de la era digital. La escritura se asume como un acto que combina los hallazgos de lo vivido, lo leído, lo imaginado, lo soñado. Son ambos, también, alivios para las heridas.

De manera especial, en la literatura la lectura de poesía se configura en el descubrimiento de jeroglíficos, adivinaciones de los secretos del alma del poeta. Pienso en Yolanda Pantin cuando expresa: “Todo está amarrado a la escritura/ y aun de noche, aunque el mensaje/ sea oscuro, las letras brillan.” (2022). En los cuentos y en las novelas la lectura y la escritura son evasiones constantes a todos los mundos posibles imaginados por el hombre. Pienso, por ejemplo, en el recorrido laberíntico del Jardín de senderos que se bifurcan (1941) de Jorge Luis Borges y en las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia en Cien años de soledad (1967) de Gabriel García Márquez. En el ensayo divisamos el descubrimiento de sempiternas huellas arrojadas al inconmensurable sendero de la escritura pensada con templanza. Pienso en la utopía de la salvación del hombre por el hombre en Terrores de fin de milenio (1999) de Víctor Bravo.

Esta mañana estamos reafirmando el valor de los libros. Cuando se trata de libros físicos la experiencia de la lectura se vive con mayor deleite; cuando lees un libro digital has logrado franquear el abismo del poder adquisitivo tan limitado a los intelectuales venezolanos de los últimos tiempos, entonces el tesoro que tienes en tu computadora se vuelve una recompensa de búsquedas continuas. Y si un libro te lleva a otro y a otro y a otro es porque ya no puedes evadir sus encantos bajo ninguna circunstancia de la existencia.

El libro Encuentros desde mi ciudad (2024) reúne mis experiencias de lecturas y escrituras de dos años. Es quizás una forma de decirle gracias a esta urbe, gracias a todos los hacedores de sueños que me han inspirado (algunos aquí presentes). Valera es más que una ciudad bulliciosa, aparentemente caótica. Valera es una ciudad con una esencia poderosa e irresistible para seguir apostando por ella a través de su gente. La presencia entrañable de ustedes nos permite reafirmar el valor de los libros en la razón y el corazón de los lectores. Muchas gracias!

 

 


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