Río de Janeiro, 31 dic (EFE).- Millones de brasileños que acostumbran acudir a las playas a despedir el año tuvieron que modificar su rito este 31 de diciembre debido a que la mayoría de las ciudades del litoral canceló sus fiestas de «Reveillon» e impuso restricciones para impedir aglomeraciones en tiempos de pandemia.
Ante el recrudecimiento de la pandemia de la covid y el registro de una segunda ola de la enfermedad más grave que la primera en Brasil, uno de los países más afectados por el coronavirus, las autoridades anunciaron en los últimos días diversas restricciones para impedir fiestas y aglomeraciones en los eventos de despedida del año, incluyendo el cierre de las playas.
Algunas ciudades decretaron el bloqueo de todos los accesos a sus playas desde primera hora de este jueves y hasta la medianoche del viernes. Tal es el caso de Santos, Guarujá, Sao Vicente y Bertioga, cuyas playas son los destinos preferenciales de los habitantes de Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil.
Estas cuatro ciudades, con sus playas cerradas por 48 horas este fin de año, por lo general reciben 1,5 millones de turistas procedentes de Sao Paulo en las festividades de Año Nuevo.
Río de Janeiro, cuya famosa fiesta de Reveillon en la playa de Copacabana reúne cada año a más de 2,5 millones de personas, no sólo canceló el evento sino que anunció el bloqueo al acceso a todas las playas de la ciudad en la noche de este jueves.
Pese a que miles de cariocas y turistas aprovecharon el intenso sol de este jueves y el fuerte calor del inicio del verano austral para acudir a las arenas antes de su bloqueo definitivo, las autoridades impidieron desde primera hora la llegada al litoral de autobuses y furgonetas fletados por turistas interesados en despedir el año en la playa.
Las restricciones se intensificarán al final de la tarde cuando tan sólo será permitido el acceso a las playas a las personas que demuestren que viven en los barrios playeros o a los turistas que muestren sus reservas en hoteles de la región.
A partir de las 20.000 horas estará prohibida la circulación de transportes públicos, incluso el metro, que tengan las playas como destino.
«Es necesario que este 31 de diciembre todos se queden en casa. Las medidas que impusimos buscan reducir aglomeraciones y conmemoraciones. Aplacemos las fiestas para el próximo año, cuando ya tengamos vacunas y lechos disponibles», afirmó el jefe del Centro de Operaciones de Río, Alexandre Cardeman.
FORTALEZA Y SALVADOR TAMBIÉN BLOQUEARON EL ACCESO A SUS PLAYAS
Fortaleza, un importante destino turístico en el nordeste de Brasil, también canceló su fiesta de fin de año y cerró a partir del mediodía de este jueves y hasta el viernes la playa de Iracema, que todos los años recibe a más de un millón de personas para su fiesta de Reveillon.
Salvador, que por lo general ofrecía cinco días de festividades y conciertos musicales en las calles para despedir el año, canceló los eventos presenciales e igualmente anunció bloqueos en los accesos a las playas.
«Se trata de una medida necesaria para que todos se conciencien del riesgo que corremos con una segunda ola de la pandemia que puede ser peor que la primera», dijo el alcalde de Salvador, Antonio Carlos Magalhaes Neto.
Y hasta Sao Paulo, una ciudad sin playa pero que todos los años organiza una multitudinaria fiesta en su emblemática Avenida Paulista para unas 2 millones de personas, canceló la fiesta presencial y la sustituyó por una virtual con conciertos de populares músicos.
Río de Janeiro, Sao Paulo, Salvador y Fortaleza son precisamente los principales destinos de los turistas brasileños en las fiestas de Año Nuevo y sus fiestas en 2019 generaron ingresos por 5.600 millones de reales (unos 1.077 millones de dólares), que las municipalidades prefirieron sacrificar en 2020.
Pese a las restricciones, la policía de diferentes ciudades ha tenido dificultades para reprimir fiestas espontáneas, y hasta organizadas, que se han registrado en algunas playas y que reúnen a cientos de personas sin máscara y sin respeto a las medidas de distanciamiento mínimo.
Tal fue el caso de una fiesta clandestinas que la Policía tuvo que dispersar en la madrugada de este jueves en la playa de Ipanema, en la zona sur de Río de Janeiro, en la que más de medio millar de personas insistía en desafiar las prohibiciones y las amenazas a la salud.
Los brasileños despiden el año en momentos en que el país acumula cerca de 194.000 muertes por coronavirus y 7.619.200 contagios, que confirman a Brasil, con sus 210 millones de habitantes, como uno de los epicentros globales de la pandemia.
Brasil es el segundo país con más muertes por covid en el mundo después de Estados Unidos y el tercero con más casos después de EE.UU. e India, y las cifras tienden a crecer con el registro de la segunda ola.
Tan sólo el miércoles el país registró 1.194 muertes por la enfermedad, el mayor número para un día en cuatro meses, desde el 1 de septiembre (1.215). Fue el tercer día este mes que Brasil superó las mil muertes diarias por coronavirus, tras las 1.111 reportadas el martes y las 1.092 contabilizadas el 17 de diciembre.