Brasil/Venezuela: Restablecimiento de relaciones y sudamericanización

 

Por: Alejandro Mendible

Uno. La bitácora del presente de la política exterior  venezolana gira nuevamente  hacia el sur cooptada por la nueva realidad del continente y donde destaca  la enorme capacidad  del Brasil, el gigante Sudamericano en su rol de  estabilización regional  y  articulación de una la alianza geopolítica estratégica Suramericana como lo señala su importante regreso  la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac)

Dos Brasil retoma con el presidente Lula a su curso democrático de contenido social alterado en 2016 cuando la presidente Dima Rousseff fue sacada del gobierno por un impiachment y el país incursiono en una experiencia que en los últimos cuatro años han resultado traumáticos por la talante ultraderechista del presidente Bolsonaro

Tres. Hoy Lula  llega  “resucitado” por el voto popular a la   presidencia del Brasil  por tercera vez. En sus dos mandatos anteriores  ocurridos en la primera década de este siglo se destacó  como un como un líder regional de la primera onda transformadora del socialismo del siglo XXI y ejerció gran influencia en Venezuela donde alcanzó a conciliar una gran  química personal con el presidente Hugo Chávez, quien llegó a afirmaren  que ellos dos “habían hecho más en las relaciones binacionales que todo lo hecho anterior mente en su historia”. Para lo cual colocaron las relaciones como “estratégicas” dentro  del marco de las expectativas regionales sudamericanas.

Cuatro.  Los dos países sudamericanos  en la actualidad separados por una  línea fronteriza de 2200 km acordada desde el 5 de mayo de 1859 cuando en Caracas se firma un Tratado de Límites y Navegación Fluvial entre el Imperio del Brasil y la República de Venezuela  acordando  que desde entonces “habrá paz perfecta, firme y sincera amistad”. Vale destacar la posición pragmática  de la elite política venezolana  de la época al  aprobar  el único tratado fronterizo no traumático  en la evolución de nuestro país hasta el  presente.

Cinco. Las relaciones diplomáticas binacional sólo  han sido suspendidas en dos oportunidades como motivo de la  confrontación de modelos gubernamentales incompatibles: en 1964 cuando dominaba la Guerra Fría se produce un golpe militar anticomunista  en Brasil contra el gobierno constitucional de Joao Goulart. Esta situación le da pie al gobierno democrático de Raúl Leoni de aplicar la “doctrina Betancourt”  de no reconocer al nuevo gobierno por no surgir de unas  elecciones populares. Después en 2019 de manera paradójica, mediado por un contexto internacional muy diferente, el gobierno constitucional del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro  interrumpe las relaciones por considerar que la elección presidencial de Nicolás Maduro no era democrática.

Seis. En ambas oportunidades no fueron los intereses de los pueblos venezolano o brasileño  los favorecidos, si no los metropolitanos.  En el primer caso resulto resarcido  la posición de los Estados Unidos  de extrañar la Cuba fidelista del sistema hemisférico americano y en  el segundo, en un nuevo contexto histórico mundial, se acentúa  el aislamiento de la Venezuela chavista del proceso Suramericano, aumentando la disputa geopolítica  entre EUA, Rusia y China.

Siete. Los procesos civilizatorios de occidentalización de Brasil y de Venezuela siguieron sentidos históricos diferenciados. En 1496, en su tercer viaje, Cristóbal Colón cuando llegó a las desembocaduras del Orinoco, creyó había  encontrado el paraíso terrenal, sin percatarse que había dado inició a la rivalidad entre los reinos ibéricos de España y de Portugal por el control del nuevo continente localizado de cara al océano Atlántico  previamente repartido entre ambos  por el Tratado de Tordesillas  de 1494.

Ocho. En 1750 los dos reinos católicos percatados del peligro común representado por las incursiones de las potencias  rivales de Inglaterra, Francia y Holanda en Suramérica firman el Tratado de Madrid para deslindar sus territorios coloniales. En esa oportunidad la corona portuguesa logra con gran habilidad legitimar los enormes espacios conquistados por sus colonos mediantes las intrépidas empresas expansionistas  de los bandeirantes. En particular se destaca lo conseguido por los colonos portugueses en la parte norte en la región amazónica donde convierten el gran rio Amazonas  como  un rio interior de su navegación.

Nueve. En 1777 cuando se crea la Capitanía General de Venezuela también,  la corona española  firma el último tratado de límites coloniales, el de San Ildefonso el cual,  convalida lo ganado por Portugal. El acuerdo se convierte en la referencia legal para el establecimiento del uti possidetis juris territorial  entre los nuevo países surgidos de la ruptura colonial con Portugal y España. Después el imperio independiente que surge e Brasil en 1822 con Pedro I reivindica todo el  territorio colonial y la  mayor parte de la región Amazónica. En esta región   Brasil quedaba localizada  por  debajo del Mar Caribe y distante de la cordillera de los Andes. Mientras, Venezuela,  por su parte, queda  como uno de los espacios desmembrado del colonialismo español que controla  la cuenca del Orinoco.

Diez. Las fronteras permanecen como espacio vacíos hasta las décadas finales del siglo pasado por cuanto las sociedades de ambos países se encontraban  de espaldas, el venezolano  volcado al Caribe y el brasileño hacia el rio de La Plata. Sin embargo, el acuerdo oportuno binacional de 1859  protege estos inmensos espacios  de las incursiones aventureras internacionales y, también,  repercute  para  la manutención de unas relaciones distantes  estables. Esta situación se prologa en el tiempo hasta cuando la noción de la frontera cambia determinada por   el interés de ambos estados nacionales a partir de la década de 1960

Once. A partir de esa década aparecen  los  proyectos de integración latinoamericana  reflejos de los cambios que se operan después de la Revolución cubana. La creación de la CEPAL, el surgimiento de la llanada “teoría de la dependencia” en las Ciencias Sociales latinoamericana y la promoción de la Política de la Alianza para el Progreso de los Estados Unidos buscando cambiar su imagen de dominación  en la región lo cual, permite el incremento del comercio interregional. Así, en 1961 aparece la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) y Venezuela  se incorpora al  Pacto Andino ampliando su  dependencia caribeña. Con Brasil  en el distanciamiento  prevalecía la diferencia de idiosincrasia  creada por el antagonismo de la colonización portuguesa; el cual, además, había creado un  nudo de incompatibilidad  después de la independencia  en la Región Amazónica entre los ocho  países que la compartían  cuestión propicia para el avance de la codicia de las potencias internacionales. Ante esta eventualidad  el gobierno militar brasileño actúa en prevención y logra el respaldo para defenderla y logra  la firma del  tratado amazónico en 1978.

Doce. En el último medio siglo los límites y las relaciones binacionales se han redefinido como un todo con la marcha del tiempo histórico regional entre la Amazonia y la Orinoquia, en lo nacional entre la sociedad brasileña y la venezolana  y a escala mundial entre Sur América y el orden internacional. En el encuentro entre los dos países  se presenta en la actualidad en 2023 como una bisagra importante  en el proceso de regionalización estratégica Suramericana.

Trece. La llegada a Caracas del nuevo encargado de negocios del Brasil, Flavio Maceira,  con la misión de restablecer las relaciones pero, también, se retoma la invitación del presidente Lula en 2006 cuando propuso el  ingreso de nuestro país al Mercosur, Así mismo, se nos convoca a sumarnos en la gestión de rescate de Unasur y la construcción de una América del Sur fuerte, democrática y  pacífica. “Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación como un solo vinculo que ligue sus partes entre sí con el todo”

mendiblealejandro@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

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