Cuando nos sentamos a preparar con qué tema cerraríamos la serie especial sobre el aniversario de Valera, LA CIUDAD DE TODOS, nos encontramos que la diversidad era inmensa. Al final decidimos echar un vistazo atrás, viajar en el tiempo. De ese viaje retrospectivo hemos desempolvado uno de tantos y viejos proyectos que en los últimos 50 años se han presentado para mejorar la ciudad, pero que muchos de ellos han quedado a la deriva, engavetados, perdidos en los mejores y añejos archivos llenos de polen y polillas. De esas gavetas rescatamos el Gran Proyecto del Boulevard de la calle 8 y avenida 10, iniciativa que floreció en la gestión como presidente del Concejo Municipal del Dr. Jacob Sénior, una idea que causó mucho revuelo por lo ambicioso del mismo y el desarrollo que le daría a la ciudad de Valera. Hablamos del año 1986 cuando el Dr. Sénior hizo la presentación el nueve de enero. La colectividad veía una luz de esperanza en ese largo túnel. Lastimosamente la propuesta luego de la salida del Dr. Sénior del Concejo no tuvo dolientes, no se le dio la importancia requerida. Fueron pasando los gobiernos y gobernantes municipales y eso fue quedando en el olvido. Luego de mucho tiempo se realizó un trabajo que quedó a medias, muy lejano de aquel proyecto originario. Aquí la historia.
Gran idea para una ciudad necesitada
Era una época fuerte para Valera. Era una Valera que abundaba en lo negativo, infinidad de problemas, una urbe que requería apoyo para embellecerse, para vestirse con el mejor traje, que le brindaran espacios para la recreación, donde el ciudadano de a pie pudiera contar con obras de envergadura para su mejor vivir. El Dr. Jacob Sénior con todas las limitaciones que tuvo intentó hacer de Valera un mejor lar para sus habitantes.
Ese empeño de Sénior eran una luz de esperanza y de la mano de los ingenieros Pedro Santiago y José Ignacio Alvarado dieron a conocer el proyecto del boulevard de la avenida diez y la calle 8, que comenzó en ese año 1985, con su primera etapa.
Según indicaban los encargados de la idea en aquel momento, para hacer factible dicho proyecto se tomaron en consideración todas las características del casco urbano y al mismo tiempo, se fueron corrigiendo errores.
El objetivo principal
El proyecto tenía como objetivo principal, el lograr un conjunto integrado entre la plaza Bolívar, la Iglesia San Juan Bautista y los terrenos adyacentes a la fachada lateral de la Iglesia, por intermedio de la calle entre las avenidas diez y once, señaló el Dr. Sénior en rueda de prensa ese nueve de enero del 86.
Dicho diseño debía comenzar según los encargados en todo el centro de Valera, debido a la centralización de las principales actividades en las áreas adyacentes a la plaza Bolívar.
Fueron tomadas en cuenta para el levantamiento del proyecto: la Iglesia San Juan Bautista y los terrenos contiguos, la plaza Bolívar, la sede del Concejo Municipal, el área comercial y el funcionamiento de la trama vial (peatonal y vehicular) del centro de la ciudad.
«El proyecto es vinculante pero no obligante, es decir, cada etapa del diseño está relacionada con la sucesiva pero su funcionamiento depende de la vida urbana donde se ubican y no de la etapa siguiente», afirmaba Sénior.
Armonía y belleza
En lo referido a la Iglesia se indicaba, entre otras cosas, que cada lado dicen algo, todas las fachadas hay que verlas, por ello son descubiertas, nunca confinadas, aparte de poseer un espacio libre, vale decir que la relación entre la dimensión vertical y la horizontal estaba diseñada (el atrio y los laterales).
Sobre la plaza se apuntaba como un proyecto urbano cívico o recreativo, espacio social o sitio de encuentro, ya que en el diseño urbano, la plaza ocupa el lugar convergente de las actividades religiosas, político-administrativas, culturales y comerciales.
Los autores del proyecto, los ingenieros Santiago y Alvarado, consideraban también que la trama vial se compone de once avenidas, de las cuales la avenida Bolívar la une en el sentido norte-sur, pero la divide en sentido este-oeste. Las vías más transitadas han sido la avenida Bolívar y la avenida diez.
En etapas posteriores se tenía previsto que el boulevard de la avenida diez se uniera a la calle once con otro boulevard que llegara hasta la plaza Sucre y la Iglesia San Pedro.
Este con el oeste
Las principales decisiones del mencionado diseño según texto originario del proyecto eran las siguientes:
1.- El carácter de monumento del Templo San Juan Bautista.
2.- La consideración de la plaza Bolívar como espacio cívico.
3.- Considerar en armonía la relación de lo cívico con lo religioso, ya que ambos forman parte de nuestra cultura.
4,- Intensidad de uso predominante en la avenida Diez.
5.- Considerar a la avenida Bolívar como un hecho irreversible y por ello facilitar la relación este-oeste de la ciudad, aprovechando el boulevard que estaba ejecución (Av. Bolívar).
6.- Considerar como polo de atracción cívico-cultural futuro a la plaza Sucre y el templo San Pedro.
Obras de embellecimiento
La implicación del proyecto de ese año 1986 consistía en obras de envergadura que llevaran a un embellecimiento de la ciudad, la cual estaba urgida de proyectos y obras de realce.
Se tenía previsto: construcción del atrio del templo San Juan Bautista, para lograr por medio del desnivel con respecto a la calle, enaltecerlo.
El diseño de un espacio relacionado con de la plaza y el templo, donde no existiera la negación de uno por el otro sino la afirmación de ambos.
Apertura visual de los laterales del templo, ya que esas fachadas estaban para ese momento confinadas. Se había previsto un diseño de cortinas y cascadas de agua con vegetación paisajística para crear una antesala visual a los laterales del templo, logrando amainar con la sombra la vegetación y la sensación que produce al ver y oír el agua, el clima vehemente de Valera.
Integrar el flujo peatonal
Otros de los aspectos del proyecto original eran: la integración del flujo peatonal de la avenida diez con el hito de la ciudad por medio de un boulevard comercial en la avenida diez, ampliando las aceras y dejando un canal de circulación vehicular (entre las calles siete y once) con espacios propios para carga y descarga.
Unión del boulevard comercial con el boulevard de la avenida Bolívar por intermedio de la calle 10, entre otras.
Se arrancó pero…
A causa del déficit presupuestario, el arranque fue lento, pero con todos los problemas existentes en la época se logró echar andar lo planificado.
El costo aproximado de esa obra era de cinco millones de bolívares y en la primera parte se habían invertido 260.000, 50 bolívares donde incluía el pago de adquisición de la vieja casona donde funcionaba el restaurant Isorano, ubicado al lado izquierdo de la Iglesia San Juan Bautista, esquina de la calle 8 con avenida 11.
Se invirtieron veinte mil bolívares para la cancelación del premio sobre el concurso del proyecto. Otros veinte mil en el concurso de ideas y doscientos veintiocho mil en el pago por la elaboración del proyecto.
La partida para ese año 1986 era de setecientos mil bolívares aproximadamente, destinados a la adquisición del local de la Farmacia Trujillo y Travesuras Infantiles situados al lado derecho de la Iglesia, esquina avenida 10.
Oportunidad que se perdió
La ejecución de este proyecto contaba con el entusiasmo y compromiso del Concejo Municipal y del resto de las instituciones oficiales. Todo había comenzado muy bien, pero en el camino fueron muchos los obstáculos encontrados y la falta de interés. Con la salida de Sénior de la presidencia el Concejo, no hubo continuidad, el interés disminuyó, siempre se apuntó al problema presupuestario, pero nunca se escuchó hablar de otras alternativas.
El compromiso fue nulo
Este proyecto les presentó a las autoridades municipales y regionales la gran oportunidad de reivindicar sus políticas y sistema de gobierno, por lo contrario, se fue imponiendo la desidia, el desinterés, la falta de amor por una ciudad que requería de la mano amiga para continuar creciendo y desarrollarse de una mejor manera. El sentido de pertenencia brilló por su ausencia. Fue una oportunidad única que se dejó pasar, que se desaprovechó como tantas otras a lo largo de la ruta democrática del país. Una verdadera lástima.
Como valeranos no perdemos la fe que algún día llegue el despegue definitivo de la Valera soñada y que proyectos y obras como las aquí recordadas puedan convertirse en realidad.