Brasilia, 24 mar (EFE).- Brasil superó este miércoles la peligrosa marca de 300.000 muertes desde el comienzo de la pandemia y, en medio de crecientes presiones por el descontrol de la crisis, el presidente Jair Bolsonaro anunció un comité nacional junto con el Congreso y el Tribunal Supremo para combatir la covid-19.
Sin el tono desafiante que lo ha caracterizado en más de un año de pandemia, Bolsonaro, uno de los líderes mundiales más escépticos frente a la gravedad del virus, al que llegó a llamar de «gripecita», convocó a magistrados, ministros, congresistas y gobernadores este miércoles en busca de un «pacto nacional».
El encuentro se produjo el mismo día en el que Brasil superó los 300.000 muertos por covid-19 en tan solo 13 meses y un día después de sobrepasar la triste barrera de los 3.000 muertos diarios por la enfermedad.
La crítica situación de la pandemia ha obligado al líder de la ultraderecha a amenizar su discurso y mostrar un tono más conciliador que el de los últimos meses.
Después de una reunión de más de dos horas con decenas de líderes en el Palacio da Alvorada, la residencia oficial, Bolsonaro compareció junto con los titulares de la Cámara de Diputados, Senado y del Supremo Tribunal Federal (STF), así como representantes de los gobernadores y el nuevo ministro de Salud, Marcelo Queiroga, para anunciar la creación del comité.
En el llamado de «armonía» para el combate a la covid-19, Bolsonaro puso ahora a la vida «en primer lugar», desprendiéndose -al menos de momento- de su rezo reiterado de que la economía debería estar en ese sitial de prioridades.
CRÍTICAS DE LA OPOSICIÓN
La nueva actitud del gobernante fue puesta en duda por algunos opositores, como el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, un exaliado y ahora férreo opositor a Bolsonaro, quien ironizó sobre la creación del comité y afirmó a periodistas que por el ejemplo del mandatario de fomentar aglomeraciones sería «un pacto de la muerte».
«Lamentamos que el presidente llame eso pacto nacional», agregó Doria en la sede del Instituto Butantan, que envasa y adelanta la producción local de la vacuna anticovid del laboratorio chino Sinovac.
El gobernador paulista, que no fue convocado para la reunión, criticó también el discurso de Bolsonaro en cadena de radio y televisión promulgado en la noche del martes, al que calificó de «disfraz para engañar el país» y que la acción del mandatario fue «el retrato de un mentiroso».
VACUNACIÓN
El jefe de Estado, a pesar de seguir defendiendo el tratamiento precoz, aunque sin citar los medicamentos que siempre abanderó como la cloroquina -sin comprobación científica de su eficacia-, pasó a reforzar un discurso favorable a las vacunas y garantizó que el país tendrá en el segundo semestre las 500 millones de dosis necesarias.
Bolsonaro llegó a cuestionar y referirse despectivamente a las mismas vacunas que ahora defiende como solución para acabar con la pandemia.
En ese sentido se pronunció también en su primera rueda de prensa oficial el nuevo ministro de Salud, quien asumió su compromiso «a corto plazo de aumentar la velocidad de la vacunación» y llegar a «un millón de personas por día», frente a las 300.000 que tienen acceso hoy.
POLITIZACIÓN
El aparente cambio de actitud de Bolsonaro coincide con el agravamiento de la pandemia y con la cada vez más fuerte presencia en el escenario político del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien se vio beneficiado por una decisión de un magistrado de la Corte Suprema que anuló las condenas de corrupción que tenía por un error procesal y recuperó sus derechos políticos.
La decisión allana el camino para que Lula participe en la carrera electoral de 2022, como el candidato con más potencial para enfrentar a Bolsonaro.
Con Lula como potencial candidato y Bolsonaro haciendo un llamado a la unidad nacional para combatir al coronavirus, en medio del recrudecimiento de la pandemia, pero pensando en su reelección, Brasil entra en un nuevo ajedrez político que comenzará a diseñarse sobre el tablero a partir de ahora.