Si hay alguna fecha en el mundo que indiscutiblemente cala muy adentro y no resbala superficialmente con anonimia de día feriado en el corazón del pueblo, es ésta que nosotros llamamos Navidad. Los venezolanos, por esa especie de alquimia generosa que ha hecho de nuestro pueblo un horizonte de amplitud inacabada, le hemos dado a las Navidades expresión y vivencia.
En el estado Trujillo, la tradición navideña ha alcanzado esa expresión constante y vivencia sin desmayo. Expresión ancha de risa fácil, clara y serena como los ojos del madrigal, sin sutura de tiempo. Y vivencia sustancial, honda y sentida como en los mejores siglos de la Cristiandad.
Esta tercera entrega de la Serie Especial sobre la Navidad Trujillana, la dedicaremos a una gran dama de la trujillanidad, a Doña Lourdes Dubuc de Isea, a esta valerana de nacimiento, que se ancló en la frías y verdes montañas de Boconó en donde ha desarrolla una significativa y loable labor en favor del desarrollo de ese bello municipio.
Precisamente hoy no basamos en un texto de Doña Lourdes, “Navidad: tiempo de gozo” publicado en 1989, de ese hermoso relato extraeremos fragmentos muy acorde con la época que hoy celebramos.
Doña Lourdes comienza su exquisito relato diciendo que: la Navidad en Boconó era y es tiempo excepcional. La naturaleza viste de gala los campos. Florece el San Martín, el estoraque, la viravira, el mastuerzo y el paramito junto con las piñuelas, el trigo, y el musgo exhornarán el pesebre cuyas diminutas cordilleras se empinarán hasta tocar las estrellas de plata sobre el índigo azul del cielo.
El pesebre como símbolo
Sin duda alguna y como sucede en mucha parte, la tradición navideña, parte desde el pesebre, desde ese lugar donde mi luz el Niño Dios, y Boconó no podía ser la excepción. “Por sobre todo la Navidad en Boconó era y es el pesebre, cuyo arquetipo era el confeccionado por doña Juanita Velazco, en sus grutas umbrosas verdes algunas que nadie ha .podido igualar cobijaban por igual fauna de mar y río. Tortuguitas, peces, cisnes, patos y culebras”.
Igualmente recuerda de aquellos tiempo iluminados a las hermanas Arriaga, el mismo modo a la maestra Rosarito León y doña Rita Barrios quienes se dedicaban en cuerpo y alma a la elaboración de unos pesebres bien trabajados en grandes dimensiones que llagaban a ocupar hasta la mitad de una habitación, dichas obras se convertían en toda una tracción para quienes les visitaban.
“Era un deleite ir descubriendo parajes y escenas sorprendentes. Miniaturas de loza y porcelana que se habían guardado cuidadosamente en cajas de cartón envueltas en papel de seda, alternaban con cromos de colores artísticamente sostenidos en bases de cartón.
Esta tradición del pesebre boconés es muy variada y rica en escancia, por ejemplo. “El pesebre de las Moreno, en Niquitao, incorpora la piedra como elemento fundamental, el agua, el musgo y a vibración de la vegetación constituyen la nota característica.
Por su parte en Tostó Consuelo Parilli llegó a utilizar el musgo como nota predominante.
“El Batatal Belén Pimentel, doña Carmen Méndez y doña Angélica elaboraban esculturas y rocas empinadas utilizando telas y fardos.
En Boconó el principal elemento decorativo ha sido el papel que se pinta, modela, plasma y trabaja con almidón grueso y delgado, aserrín, talco y papeles de colores. Troncos viejos traídos de la montaña recuperan su esplendor con el delicado ornamento de la concha de piedra o niña de piedra cuyo color plata se resalta con la escarcha”.
La creatividad se dejaba ver con excelso esplendor en la cerámica, la cual se laboraba de una forma compleja y donde esa creatividad se expandía al momento del armazón del pesebre. “No era fácil transformar ese aparataje abigarrado de cajas, palos, potes, sillas, y mesas en una estampa delicada. Obra de arte elaborada por las manos afanosas de Josefina Martínez, Edilia Álvarez, Carmen Iturrieta, Albertina Bastidas, Palmira Seijas, Leonor Gabaldón, Clemencia de González, Carmen Infante, María Andueza entre las más conspicuas, cada una tenía su receta. Muchas de ellas, además del pesebre casero, colaboran con el pesebre institucional. El de la Iglesia, el Ateneo, Acción Social y Tiscachic”.
Trabajo admirado fuera del Estado
Aquel trabajo dedicado, de mucha constancia y dedicación, fue llamando la atención de miradas fuera de nuestra región, cuenta Doña Lourdes que el arte del pesebre de Boconó traspasó nuestro lar, esto gracias al empeño y esfuerzo realizado por dos grandes personalidad de esta tierra como, Miriam Sambrano y Gladys Mendoza, ellas se encargaron de llevarlo a Caracas, allí se ganaron las más altas expresiones de admiración por parte de calificados críticos quienes les llegaron a distinguir con las más altas distinciones y reconocimientos.
Por otra parte, su parte, “Los artistas locales Ovidio Marín, Rafaela Baroni, Lorenza Bastidas, Román Perdomo les aportaron la magia de su gracia y de su ingenil”.
Tal vez la artista boconesa que ha llegado a reflejar con más propiedad el espíritu de la Navidad en el pesebre es Sémida Barazarte. Su paciencia y agudo sentido de observación le permiten traducir en detalles tangibles no solo la ternura de esta época sino igualmente el indescriptible entorno de la comarca. Porque hacer un pesebre no es solo armarlo, decorarlo y concluirlo sino, sobre todo, es volcar parte del espíritu individual en sus senderos más recónditos, programar la oración diaria, el sahumerio de romero e incienso, vigilar la luz que debe permanecer encendida, cuidar los detalles ornamentales, cubrir el Niño con el más fino y decorado lienzo de la casa y aprestarse para participar espiritualmente, con María y José ante el nacimiento del Niño Dios.”
Renovación de estratos y conciencias
La escritora, periodista de fina estampa y cronista, afirma que esta fecha decembrina en el municipio Boconó, eran épocas para remover estratos y conciencia. “La gente limpiaba sus casas, pinta las paredes, arregla los jardines, elabora manualidades, se desempolvan tambores y furrucos!.
“No es fácil intentar describir tiempos navideños en Boconó. Hay tantos detalles, tan finas iniciativas, tales indicadores exultantes que no sería justo omitirlos. Intentaré señalar algunos de ellos:
Tiempo para la juventud que se pasaba la voz sobre el momento en que se encenderá la estrella y la cruz que con generosa disposición ideó Alfeo Cereza; de agruparse en los grupos gaiteros que se daban cita en el estadio para competir en cantos y coros; para planear el paseo a los campos después de la misa de aguinaldos en encuentro con el compañero, el amigo o el enamorado.
Por otra parte junto a los rituales preparativos de la hallaca había que pedir a Evalú y Emiliano su receta del Mistela con los 18 ingredientes que lo convertían en una suma deleitosa y estimulante, consultar a Silvia sobre su dulce de lechosa almibarado, a María Velazco sobre el ponche crema, casero, a Gloria Valladares sobre el pan de jamón, a doña Carmen Iturrieta sobre el turrón de miel de abeja, a Libia sobre la conserva de manzana criolla y a Lucrecia Gonzalo y Flor Cegarra sobre las hallacas exquisitas, que darían color, olor y sabor a una cena inolvidable y honrarán a los familiares y huéspedes que colman los hogares boconeses para esa fecha”.
Una estricta planificación
Se planificará el tiempo para asistir, año tras año, a la misa de Gallo y compartir con Dolores, Maurilia y Gerardo la acción de gracia del Transporte Las Delicias, empresa boconesa que es orgullo de la ciudad, cuyo programa especial de caravana e inspirada aparición en la Iglesia El Carmen, generaba muchas expectativas. En la calle arreglan las luces de colores, se agrega una luz nueva al arbolito, se escucha la anécdota regocijada del vecino.
Tiempo de alegría, de entusiasta tarea, de dádiva significativa y de decir con Fany Uzcátegui. El niño es de azúcar el niño es de trigo gloria de los cielos ¡Jesús ha nacido! (Lourdes Dubuc de Isea Boconó, diciembre de 1989).
Admiración para usted
Doña Lourdes Dubuc de Isea, ha sido una mujer ejemplar, emprendedora, comprometida y enamorada de su tierra. Apoyó muchos proyectos culturales y sociales en Boconó. Mujer de infinitos valores y principio los cuales le han permite demostrar la grandeza en su justa dimensión. Esta valerana que con su incansable trabajo hizo grande a Boconó, cuenta con el mérito especialísimo de haber multiplicado el interés por su terruño, por su historia y por su ambiente, en el ejercicio activo y pasional de su trabajo, realizado sobre la base de un elemento esencial: el amor, hacia la tierra propia y en ese modo absoluto de entregarse a una labor que uno sabe que trascenderá en el tiempo. Que esa fuerza vital que la acompaña sea luz viva y de amplio resplandor por muchos otros años. Doña Lourdes que Dios la bendiga. ¡Gracia por tanto! EHG