El no haber dejado una obra de envergadura para la posteridad en Boconó y no cumplir con sus promesas, entre ella acabar con el problema de la basura en el municipio, le costó la posibilidad de ir a reelección al alcalde Gregorio Vetencourt, a quien califican como el “autor de una gestión pésima, quizá la peor de los últimos tiempos”.
Expectativas no cumplidas
Así lo expresan afectos y opositores al gobierno socialista y, es que cuando asumió temporalmente la Alcaldía, después del fallecimiento del burgomaestre Luis Cabezas, fueron muchas las expectativas del pueblo hacia él, aún más luego de que Miguel Marín dejara prolongaciones viales significativas para el descongestionamiento de la ciudad.
Sin embargo, la insatisfacción es notoria y reconocida por el mismo alcalde. “Sí hay mucho descontento con el Gobierno, pero hemos vencido las guarimbas, el terrorismo y eso es un gran logro. Aunque no hemos podido cumplir con las necesidades del pueblo, llegué a muchas familias humildes y me siento satisfecho porque con recursos propios del municipio en autogestión inicié varias obras”, dijo.
Lo que deja
“Estamos arreglando la vía que nos comunica con el estado Portuguesa, aperturamos la prolongación de la Andrés Bello, arreglamos la calle de La Sabanita, ampliamos la de Miticún, estamos contactando loma Las Orejas con loma Los Caballos para beneficiar a los habitantes del municipio Urdaneta. Pusimos alumbrado y pavimento en Bisnacá y estamos colocando postes en el cementerio municipal”, enumeró.
Pese a su criterio y a menos de un mes para que los moradores del Jardín de Venezuela elijan a otro alcalde, el pueblo le reprocha que ninguno de estos trabajos estén concluidos, es decir, al menos uno que lo hagan recordar con buenos ojos, por el contrario quedará intrínsecamente calificativos negativos.
Investigación
De cara a las elecciones municipales y en referencia a lo que deja Gregorio Vetencourt, el candidato del Psuv Luis Hidalgo, de ser electo, aseveró investigar en la administración pública lo bueno y lo malo, recuperar la institucionalidad, respetando los derechos de los trabajadores pero exigiendo los deberes de los mismos.
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