Aunque suene trillado, no existe otra frase más apropiada para describir como se encuentra la vía principal de El Prado, La Redoma y gran parte del Eje Vial: como «boca de lobo» en total oscuridad, lo que representa un peligro para quienes no sólo transitan por la zona, sino además para aquellos que habitan en los alrededores, quienes hacen ejercicios o incluso para quienes se quedan accidentados en la zona.
Lo inconcebible de todo esto, es que en reiteradas oportunidades algunos organismos han alumbrado de manera específica la redoma de El Prado, pero este trabajo no perdura en el tiempo porque parece que los amigos de lo ajeno son más eficientes en sus labores.
Muestra de ello es que las luces de las letras de Trujillo ya no existen, hay postes que no tienen lámparas, y parece que a nadie le duele lo que sucede, porque no hay vigilancia policial constante y quienes habitan en los alrededores tampoco velan por lo que se hace en la zona.
Lo cierto es, que este lugar en que mucha gente hacía ejercicios en horas de la noche al salir de sus actividades cotidianas, o en la madrugada ya no lo pueden hacer, el panorama de oscuridad impide todo tipo de actividad física y recreacional. ¿Quién iluminará toda esta zona en favor de propios y visitantes?