BLANCA ANDARA, un mujer con espíritu noble

 

Por Morelia Valero

!Silencio, Jesús duerme.! !Silencio, Jesús descansa.! Silencio la noche avanza y el duro golpe de la muerte no me alcanza. !Silencio, una hermosa canción que un caminante nos dispensa, la noble nota de una serena tristeza, que aunque se siente tan cerca no me deja, más que decirle a Dios, todo!, la vida, todo!, la muerte, todo!, está a tu diestra. Blanca, sabía que te harías, pero no sé vale, no esperaste para orar contigo, nuestra última oración.

Tu amor se queda conmigo, tu sonrisa de más de 30 años de amistad, permanecerá intacta en mi memoria, los muchos ratos de fiesta, fueron verdaderos banquetes de esperanza, supimos aderezar con nuestro buen gusto por el humor, los ratos de prueba y de contradicción. Hoy quisiera estar en casa, para correr a la tuya, como tantas veces, pero estoy tan lejos y estas lágrimas no lograr aliviar mi pena. Blanca Andara, mujer valiente, emprendedora, constante y sobretodo, mujer de fe. Nada es suficiente para decirte lo mucho que me duele tu partida, eras mi compinche, mi agradable bochinche, mucha risa acompañó nuestra amistad. Espero en Dios y en su promesa de vida, en la gran verdad del cristianismo descansó y avanzó. Por creer en un Dios tan grande, la muerte duele, pero no se atasca, descompone, pero no tortura. En tu caso, anunciada ya por tu batalla por la vida, solo nos anuncia la Resurrección y ese es nuestra única esperanza, de no ser así, este día sería gris y fúnebre como fúnebre y gris es la incredulidad. Envío mi amor a José Antonio, su primogénito, a Andreina, que al igual que sus padres sabe luchar y resolver, a mi ahijado Alfredo, mi bendición especial por ser tu madrina y a Roberto, Roberto, este muchacho le beso los pies, pues era la mayor alegría de mi Blanca, buen hijo, buena persona, extraordinario ser humano. Igual a Berta, esa madre tan noble, a todos sus hermanos y de forma especial a Nelly y Rita, verdaderas hermanas y amigas. A la noble enfermera Sonia. A todos los que estuvieron con ella en estos últimos días en esta tierra, a la que por cierto, no pertenecemos. Te quiero mucho princesa de Dios. Que bueno, es haber conocido una persona como tu, que dicha tan grande tuve.

 

 

 

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