Hay numerosas quejas de los habitantes de Betijoque, capital del Municipio Rafael Rangel de no permitir a los ciudadanos que tienen bombonas de gas para uso domestico con la base de los aros dañados, adquirir las mismas, porque al parecer esto constituye un peligro para los que hacen el trabajo de distribución del producto, conocido también como GLP, gas licuado derivado de Petróleo, peligro que es llevado al hogar cuando se llevan estos cilindros o bombonas, con estos problemas.
Manuel Rivero, dirigente social de Rafael Rangel, dijo ayer que son muchas las personas que se quejan de la decisión de los ejecutivos de esta empresa, en relación al aro de la base de la bombona dañado, que generalmente es causado por los mismos trabajadores, que trasladan los cilindros, al lanzar las bombonas desde la plataforma de los camiones que hacen el trasporte, al piso.
Esta decisión añadió Rivero, ha provocado que adultos mayores que necesitan del gas, se queden sin el mismo, no teniendo ahora como cocinar sus alimentos, todo por culpa de una empresa que no da respuesta a los planteamientos que se le formulan, ni alternativas de solución para que la gente pueda comprar el preciado carburante derivado de petróleo, repitió el declarante, cuando ellos son los únicos responsables del deterioro de los cilindros.
No hay derecho a que los usuarios tengan que pagar las consecuencias del mal manejo de los cilindros por parte de los empleados de Pdvsa Gas Comunal, cuyos trabajadores no son del todo responsables, pues no cuentan con los equipos, para poder hacer el trabajo eficiente y con seguridad.
Propuesta
Le propongo a los ejecutivos de la empresa, dijo Manuel Rivero, realicen una jornada de venta de cilindros nuevos o reconstruidos, pero seguros, de las capacidades que ellos venden, para que puedan ser renovados, en los hogares donde hay bombonas con daños, que repito; son causados por los mismos trabajadores, que adolecen de medidas de seguridad, estando ellos también expuestos al peligro que significa tratar con este insumo volátil.
Por: Eduardo Viloria DLA