“Bella Vista está petrificada en el registro de quienes nacimos allí. Linda como el sol radiante y fresca como el viento despeinado de los amaneceres de cumbres”, con esta frase del profesor e historiador Alexi Berrios, iniciamos esta segunda entrega este sector, entre los más embalen ticos de la ciudad e Valera. Esa afirmación engloba lo que significa el lugar para quienes han nacido en el.
Fue el Padre Juárez, querido y respetado por la ciudad a quien le tocó dirigir los oficios religiosos y dar las gracias a los personeros del gobierno porque 52 familias valeranas iban a tener un techo propio en el año de 1947 cuento esta urbe es puesta en funcionamiento.
Sostiene Berrios que, si recordamos esta urbanización en términos objetivos y lisos nos encontraremos con una Bella Vista musical, cuyas voces melodiosas hicieron eco en sitiales galardonados secuestrando el silencio de la noche para entregarle a las musas dos gardenias, o para expresarles lo maravilloso de una nueva mañanita.
Es que si nos vamos a los recuerdos, memorias, remembranzas o como suela llamarse el acontecer pasado, hay que decir que, forma parte del presente del hombre. Ningún ser, por muy poca sensibilidad que tenga, pueden sacar de su mente y echar al olvido, detalles por muy pequeños que sean.
En este caso a los bellavisteros como Alexi Berrios, los acompaña siempre la reminiscencia adornada de imágenes indelebles, como por ejemplo: la tierra que lo vio nacer, y, sobre todo, el párvulo y vetusto lugar donde dio sus primeros pasos, esos mismos de la díscola niñez que paulatinamente se van convirtiendo en magia y ensueño.
“Es una apreciación compartida por aquellos que además de vivirla pronunciamos con decoro lo satisfechos que nos sentimos de ser oriundos de un eslabón tan interesante de la historia valerana”.
El lugar y sus lugareños
En Bella Vista se ha llevaba una vida muy tranquila, sobresaliendo la amabilidad, el respeto y la ayuda mutua entre sus habitantes. Las puertas de las casas solían estar abiertas para el vecino. Por mucho tiempo la parte posterior estaba separada por una cerca de alambre que facilitaba el libre paso de una casa a otra.
La cuota inicial de las casas construidas por el Banco Obrero fue de bolívares 120, mientras las mensualidades de 80 bolívares. Las viviendas eran entregadas habitables con todos sus componentes.
En la Bella Vista de ayer, a las 6 de la mañana panaderos y lecheros dejaban sus mercancías a las puertas de las casas. A nadie le pasaba por la cabeza robarse una bolsa de pan, los bienes ajenos eran sagrados.
El señor Tablante era dueño de la única cancha de bolas criollas, el lugar después que la gente salía del trabajo se llenaba. Los muchachos preparaban sus músculos jugando pelota de goma e la calle, siempre guardando respeto por los mayores. Entre los primeros pobladores se destacan las familias Bracamonte, Terán Rivero y familia Osuna.
La gama deportiva fue nutrida, entre ellos: Nepalís Moreno, Efraín Rosales, Orangel Álvarez, cuna por excelencia de las bolas criollas, árbitros como de beisbol y softbol como, Rafael Carvajal Cobos e Ixio Uzcategui, Chuchú Pérez, José Campos, Víctor Bracamonte, Régulo Godoy, Gilberto Verde, Efraín Duran, y tantos otros ya recordados en nuestra primera entrega.
La primera asociación de vecinos fue presidida por Doña Lourdes Parra quien años más tarde sería la esposa del bachiller Regulo Godoy, junto a ella estuvo Barbarita Espinoza,
Por varios años en Bella Vista funcionó la oficina admirativa del IND, esta se instaló en la casa de residencia del bachiller Regulo Godoy en la casa número uno, avenida circunvalación frente al Mop. El instituto no contaba con un gran presupuesto para pagar una oficina, eso fue entre los años 1962 y 1968, el presupuesto era de 7. 4000 bolívares.
En este emblemático sector valerano, se guardan gratos recuerdo de, Pablos González, fundador y gran jugador de bolas criolla, de la mamá de “Chuchú” Pérez, Mirian Pérez y sus sabrosos pastelitos. Lucio Tablante, fue un gran vecino.
Una institución en la educación valerana como lo fue el profesor José María García, también radicó en el lugar. Alfonso Briceño, otro excelente lugareño, se recuerda con aprecio a la familia Useñe y a los Lobos, a Iginio Briceño cantante, y a su progenitor, Rosendo Briceño, el eterno policía. La señora, Ana Hernández, mamá de Carmen Hernández fue otra reconocida fundadora. No se puede olvidar a la profesora Trina Regalado, quien ha demás ha sido una excelente dirígete del ciclismo regional. Entre los bellavisteros celebres aparecen nombres como: Elio Silva y su tipografía, Rita Briceño, Esperanza Briceño, Antonio León.
Entre sus iconos culturales y educativos se ha contado con la Escuela Normal, que luego pasó a ser escuela Pascual Ignacio Villasmil. En la comunidad han vivido artistas de la talla de Luis Urbina, María Arroyo, el poeta Amílcar González, Régulo Jiménez, Paula Rivero, Marisol Urbina, Egle Verde, la estudiantina «Pascual Ignacio Villasmil» orgullo musical del sector, nace en mayo de 1980 bajo la iniciativa de los profesores, Hugo Matheus y Consuelo Viloria, y José Isauro Obando. Allí nació el Mará de Oro, que años después fue trasladado a Maracaibo, para premiar a quienes más se destacan en el campo de la farándula. Otro de los grandes atractivos fueron las ferias de La Chinita que a mucho orgullo pensamos que fueron las festividades más importantes y divertidas de la región.
Recuerdos y más recuerdos
Luis Urbina un artista de la danza y la cultura señala: de Bella Vista recuerdo: una hermosa y activa infancia entre Juegos tradicionales y todos los que inventábamos con los amiguitos y vecinos de las 52 casas, de los bloques y las 100 casas como son conocidos los tres sectores de la urbanización que habito con mi familia Urbina Chacón desde inicio de los años 70. De actividades deportivas, competencias de atletismo organizadas por el profe Alexander Valero. Todo esto aunado al compartir carnavalesco. Allí aprendí a andar en patines de cuatro ruedas, patinetas y hasta montar bicicleta.”
La cultura bellavistera
La actividad cultural ha sido muy activa. Urbina rememora jornadas como el día de la madre, fiesta de la Chinita y otras guiadas por Morelia Valero. “Nos organizaban para bailar siempre con el apoyo de Eddy Colmenares y Marisol Urbina. Es grato mencionar al Grupo de Aguinaldos y Villancicos los Pastorcitos del cual formé parte durante seis años y que dirigió Rafael Cabrita”. Fueron Tiempos memorables y de gratos recuerdos. “Hemos contado con el afamado Coro Parroquial y Joiza Ochoa, la Dra. Inés y su hermana Ilda, Yurgle y su hermana, la siempre voz constante de nuestra amada Morelia Valero, en la misa dominical en la capilla Virgen Chinquinquira. Por eso y mucho más, Bella Vista es un referente obligatorio de nuestra ciudad de Valera”, describe Luis Urbina.
Pasión
y sueños
cotidianos
Caminar por sus veredas, calles y aceras, es encontrar un pedazo de la Valera de ayer, todavía en sus espacios podemos respirar y sentir la brisa mañanera. Este es un pequeño lugar de la gran ciudad que en un pasado no muy lejano hicieron de la vida la aventura maravillosa de compartir con el vecino el más grande de los ideales: La solidaridad, la justicia y sentir el dolor ajeno… sus pasiones, angustias, sueños y agonías, que la mayoría de las veces tienen que ver con la rememoración, por cuanto el pasado incide en la vida presente y futura en la cotidianidad del ser humano
Repensar a
Valera es…SABER qué, “Bella Vista es uno de los puntos significativos en medio de la otra historia que se viene construyendo, es decir, la historia regional y parroquial, en virtud de que sólo así podríamos mostrar la memoria total y obsequiarle un apéndice más a la historia de las mentalidades, porque si a ver vamos, hoy cuando la crisis se agudiza toma relevancia el hombre y su entorno social. Por tanto, es menester escribir sobre lo que lo mueve realmente”, afianza Alexi Berríos.