Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)
El compositor alemán Ludwig van Beethoven (1770-1827) ha sido uno de los más grandes de todos los tiempos…¿Quién no se estremece al escuchar el ‘Cuarto Movimiento’ de su ‘Novena Sinfonía’ o al leer su ópera ‘Fidelio’?…Pero en su vida personal era irascible, represivo y conflictivo, aunque también era sumamente irrespetuoso con los poderosos de su época lo cual es admirable.
De niño Beethoven era triste y solitario y siempre estaba desaseado porque su madre no se ocupaba de él. Su padre estaba alcoholizado y descubrió que el niño tenía grandes aptitudes musicales y le despertaba violentamente en la madrugada para que ensayara con un maestro de música. Muchas veces Beethoven y sus hermanitos tenían que buscar a su padre borracho en la taberna y llevarlo hasta su casa, pero nunca guardó rencor hacia su padre.
A los 20 años, cuando Beethoven empezó a quedarse sordo pensó en suicidarse. Asimismo no duraba en las viviendas que alquilaba porque los vecinos no lo aguantaban. Beethoven apenas medía 1,65 mts. pero era muy proclive a la violencia verbal y física con todo el mundo y sus sirvientas y sirvientes no aguantaban su carácter despótico y se iban.
Beethoven era muy desordenado con sus partituras musicales y en 1819 comenzó el ‘Kyrie’ de su ‘Missa Solemnis’ pero no encontraba el manuscrito y cuando abrió la despensa encontró una parte envolviendo el queso y el lector se podrá imaginar la que armó a la cocinera que la utilizó como papel de desecho.
Frecuentemente iba por las calles gesticulando y haciendo enérgicos ademanes moviendo sus brazos, pensando en las piezas musicales que estaba planificando, y la gente le tomaba por loco y denunciaban a la policía, pero cuando los agentes veían que se trataba del gran genio Beethoven lo dejaban ir. En 1815, después de que su hermano falleció, Beethoven se ocupó de la custodia legal de su sobrino Karl van Beethoven (1806-1858). Beethoven fue muy absorbente con Karl y le prohibió que viera a su madre porque la repudiaba, pero Karl secretamente se veía con ella, lo cual indignaba a Beethoven y eso evidencia su carácter represivo.
Igualmente descubrió que su sobrino no tenía aptitudes musicales y se enfurecía y varias veces tuvo altercados a puñetazos con él. El caso es que en 1826 Karl trató de suicidarse pero se disparó dos balazos y no logró matarse. Después de eso Beethoven le trató mucho mejor.
Por otro lado Beethoven despreciaba a los poderosos. En una ocasión cuando la moneda se devaluó empezó a gritar respecto al Emperador: “Habría que ahorcar a ese canalla” (1) pero la policía no le hizo nada porque se le consideraba un genio loco. En otra ocasión: “mientras tocaba en un salón aristocrático, una pareja charlaba en voz baja al fondo; Beethoven indignadísimo cerró la tapa del piano de un porrazo y gritó: “¡Yo no toco para esos cerdos!” (2). En otra ocasión le dijo a un príncipe: “Lo que es usted, lo es por casualidad. Lo que yo soy, lo soy por mí mismo. Príncipes ha habido miles y los habrá todavía, Beethoven sólo hay uno” (3).
El gran escritor alemán Johann W. Von Goethe (1749-1832) tenía mucha reverencia por las autoridades. En una ocasión escribió a uno de sus amigos: “Yo no te puedo condenar por vivir en el mundo y hacer amistades con personas que tengan poder e influencias. El trato con los poderosos siempre es ventajoso para el que sabe cómo utilizarlo adecuadamente” (4). De hecho, cuando el Príncipe Karl August (1757-1828) invitó a Goethe a estar en la Corte en Weimar, Goethe aceptó. Llegó en 1775 y estuvo allí el resto de su vida.
Se conoce una anécdota que ilustra que Beethoven no compartía esa reverencia por la autoridad que tenía Goethe. En una ocasión Beethoven y Goethe estaban caminando y se aproximaba la comitiva de dicho Príncipe. Entonces Goethe se apartó a un lado, se quitó el sombrero y agachó la cabeza con mucho respeto. Pero Beethoven solamente respetaba su propio arte musical, hinchó su pecho, y caminó en forma desafiante a través de la pomposa comitiva (5).
La ‘Novena Sinfonía’ de Beethoven, también conocida como ‘Coral’ fue estrenada el 7 de mayo de 1824 y dirigida por el propio Beethoven que ya estaba completamente sordo desde que tenía 40 años.
El 31 de marzo de 1849, el compositor alemán Richard Wagner (1813-1883) dirigió en Dresde la Novena Sinfonía y el conocido anarquista ruso Mijail Bakunin (1814-1876), que era amigo de Wagner, al terminar la obra se subió al podio y gritó: “Si toda la música estuviera condenada a desaparecer en la conflagración universal, Wagner y él tenían que salvar esta sinfonía, aún a riesgo de sus vidas” (6).
En verdad, el Cuarto Movimiento de la Coral es sublime. El poeta y dramaturgo alemán Friedrich Schiller (1759-1805) escribió en 1785 su famoso poema: ‘An die Freude’ (A la Alegría) conocido en castellano como ‘Oda a la Alegría’. Veamos fragmentos: “Alegría, brillante llama de los dioses, hija del Elíseo/ Ebrios de tu fuego entramos, diosa celeste, en tu templo/ Tu poder mágico vuelve a unir lo que los tiempos habían separado/ Todos los hombres se vuelven hermanos, allí donde se posan tus suaves alas / (…) Volad alegres como sus soles a través del inmenso espacio celestial/ Seguid, hermanos, vuestro camino alegres como héroes en pos de la victoria/ ¡Abrazaos millones de hermanos! ¡Que este beso envuelva al mundo entero!…”.
Vemos que el tema es la hermandad universal.
Beethoven varias veces se enamoró de mujeres pero con reiterados fracasos.
La sordera de Beethoven, comenzó cuando tenía 20 años y en el año 2000 se publicó una obra titulada: ‘El Cabello de Beethoven’ en la cual se refieren evidencias de que estuvo muy contaminado con plomo (7).
Pero en el año 2023, científicos del Instituto Max Planck realizaron estudios sobre el ADN de cabellos de Beethoven, y encontraron que entre otras afecciones, tenía una infección crónica de hepatitis B agravada por su consumo de bebidas alcohólicas y otros factores de riesgo (8).
En fin, Beethoven fue un genio musical pero tenía un carácter complejo.
NOTAS: (1) Pag. 189 en Fernando Argenta (2001) ‘Los clásicos también pecan. La vida íntima de los grandes músicos’. Edit. Plaza y Janés. (2) Pag. 183 en Fernando Argenta, Op.Cit. (3) Pag. 183 en Fernando Argenta, Op.cit. (4) Pag. 110 en Henry Thomas and Dana Lee Thomas (1944) ‘Living Biographies of Famous Men’. Garden City Publishing Co. (5) Pag. 110 en Henry Thomas and Dana Lee Thomas, Op.cit. (6) Pag. 44 en André Reszler (1974) ‘La Estética Anarquista’. Fondo de Cultura Económica. México. (7) Russell Martin (2000) ‘El Cabello de Beethoven’. Ediciones B. España. (8) En internet: ‘La Razón’. Laura Mesonero Ortiz, 15/11/2024 ‘Científicos se llevan una sorpresa al analizar el ADN del pelo de Beethoven 200 años después’.