Aveledo: La negociación para una salida electoral no se trata de la mejor alternativa, es la única

“Lo que hay que comprender es que el regreso a la democracia, que hemos perdido; se logra volviendo a la democracia, no aplicando dosis de lo mismo a los actuales médicos brujos que han aplicado esa medicina supersticiosa que nos convirtió en pacientes, así no salimos nunca de esto, lo que aquí ha fracasado es la unilateralidad; es el afán de un sector de imponerle al resto del país un modelo a juro cuando en la democracia uno nunca impone completamente su punto de vista”.

La afirmación proviene de un hombre que yo no está maniobrando en la coalición opositora y sus variopintos miembros. Proviene delas entrañas de la vida académica, para más señales de la Universidad Metropolitana, donde Ramón Guillermo Aveledo dirige un seminario sobre transiciones en política comparada que hace énfasis en los casos de Polonia y Chile.

Atrás quedaron los años de la Mesa de Unidad Democrática, cuya secretaría general ocupó entre 2009 y 2014 y mucho más atrás sus años en el Capitolio, donde dirigió la antigua Cámara de Diputados, Aveledo tiene claro el papel de la llamada “Generación del 2007” (Guaidó, Stalin, Pizarro, Héctor Rodríguez y compañía): “A ellos les ha tocado formarse en un tiempo muy difícil, en medio de una crisis larga (…)Creo que al final el saldo será positivo y las demás generaciones tenemos que hacer todo por ayudarlos”.

Pero agrega:   “Ellos tendrán cada vez más incidencia en la vida venezolana lo más importante será que no piensen que la historia universal comenzó con ellos”.

Aveledo no repara al inscribirse en el camino electoral, constitucional y democrática como salida a la crisis que vive el país. Está convencido de que “la clave de la solución electoral es que sea aceptada por todos, en unas condiciones en las que todos sientan que han sido tratados justamente y que lo que viene después no es o la imposición del poder por parte de los que mandan y siguen mandando o la revancha de los que hoy no mandan o mandarían mañana”.

— ¿Por qué nuestra crisis no evoluciona en una negociación convencional como salida?

— Siempre en las crisis se ponen en entredicho las soluciones más o menos convencionales porque en las crisis los mecanismos formales tradicionales también entran en crisis, o forman parte de ella. Entonces, llega el momento de actuar con la mayor sabiduría política, comprensión de la realidad para poder encausar las soluciones cumpliendo con dos  criterios: el de oportunidad, hacerlo todo en el modo más pronto, más eficiente posible; que se demore menos, porque a medida que se demora las crisis empeoran las condiciones de vida de la gente .Y la otra que produzca el menor trauma posible, como se diría en el lenguaje coloquial, “que no sea peor el remedio que la enfermedad”.

Ahora, ¿qué nos ha impedido eso?, creo que el obstáculo principal ha estado en la mentalidad del grupo en el poder, que es la mentalidad revolucionaria que tiene la idea de que el ascenso al poder del partido revolucionario significa un cambio histórico irreversible que hay que defender, se atrinchera en posiciones que se ha repetido mucho de que Venezuela cambió para siempre, cuando en realidad lo que ocurre es que Venezuela, como cualquier país, siempre cambia, no es que cambia para siempre (…) Por eso la sabiduría de la democracia  es celebrar elecciones periódicas con la finalidad de que cada cierto tiempo la gente se exprese para saber si sigue opinando lo mismo de hace cinco años o cuatro años; o si cambió de opinión, cosa que es normal (…)

Ese extremismo de parte del grupo en el poder estimula posiciones de reacción también extremas. Entonces hay quienes dicen que aquí no tiene caso hacer política con esta gente que no es política, no tiene caso hablar de democracia con esta gente que no es demócrata y por lo tanto la solución tiene que ser otra, una distinta a la democrática; pero para que esas otras posibilidades se presenten tiene que haber un cuadro fáctico que las permita, porque eso no ocurre solo con el deseo y uso otro dicho de la sabiduría popular: “Deseos no empreñan”.

En ese cuadro lo que usted está diciendo, sería si esto va a permanecer eternamente porque está gente no quiere cambiar, eso sería ignorar un dato central y es que la crisis existe, no porque el poder la ignore deja de existir y la crisis es un actor muy importante porque descompone la vida social, al comienzo la vida individual de la gente.

— De eso los zulianos sabemos demasiado…

— Lo sé, cómo se piensa de que en  Caracas no ocurre, sucede que pasa menos que en otros lados esos problemas porque se quiere poner como una especie de burbuja protectora para efectos de demostración para la imagen internacional, ante el cuerpo diplomático y para evitar problemas en la capital que terminan siendo políticamente mucho más difíciles de manejar por parte del poder. Sin embargo, en todas partes hay problemas porque la crisis es en toda Venezuela.

Lo que ocurre en el Zulia es dantesco, los zulianos han estado sometidos a una prueba cotidiana increíble, de hecho; el Zulia es una de las regiones del país donde hay más transacciones en divisas, la moneda nacional ha ido desapareciendo, así como en los estados andinos y, probablemente; en la Guajira hay mucha transacción en pesos colombianos, fenómeno que ocurre en otros estados del país.

La crisis es un actor e influye y le hago esta afirmación, la negociación política para una solución electoral a la crisis no es que se trate de la mejor alternativa,  es la única que existe. Si el Gobierno cree que con el exclusivo uso de la fuerza, o la amenaza de ella; puede prologar eternamente la situación creo que se equivoca y puede llegar a una situación que sea completamente inmanejable para la vida social venezolana porque la crisis afecta la situación personal, pero termina afectando también la convivencia, la vida social, el trabajo, la producción, las relaciones en la familia.

Por el otro lado, desde el punto de vista de los que queremos un cambio, la solución política, la negociación que conduzca a una elección como salida de la crisis también es el único camino porque no tiene herramientas en sus manos la sociedad venezolana para poder imponer un cambio por la fuerza. La clave de esa solución electoral es que sea aceptada por todos, en unas condiciones en las que todos sientan que han sido tratados justamente y que lo que viene después no es o la imposición del poder por parte de los que mandan y siguen mandando o la revancha de los que hoy no mandan o mandarían mañana.

 

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