Redacción: Alexander Gudiño
Justamente el día en el que se cumplía 2 años de la Beatificación del Doctor José Gregorio Hernández, el pasado 30 de abril, Boconó se enteró del milagro que el Siervo de Dios concedió al profesor Roberto Mejía, a quien curó de un cáncer entre sus huesos.
La noticia corrió como pólvora, y desde entonces cientos de personas se han acercado a la vivienda del reconocido maestro musical, no solo para conocer de cerca su historia, sino para venerar al Beato Trujillano, solicitarle favores o agradecerle, puesto que en el lugar donde se hizo presente, hoy se ubica un altar con su imagen.
La vida de la familia Mejía ha cambiado. Los días de incertidumbre y pesar han quedado atrás. Misas, rezos y encuentros de creyentes es parte de lo que día a día se vive ahora en esta casa en la Loma de Mitimbis.
«Dios me ha dejado un propósito de vida, y es en ayudar a todas aquellas personas que padecen cualquier enfermedad, para llevarle el mensaje de que la fe todo lo puede».
Roberto Mejía, como testimonio viviente, personalmente ha visitado comunidades del municipio Boconó para dar fe de lo que él vivió. También ha sido invitado a Sábana Libre e Isnotú, tierra natal del venerable doctor de los pobres.
Camino a la Santidad
Mientras en el estado Trujillo el fervor crece, en Caracas se adelantan los procedimientos exigidos por El Vaticano para formalizar el milagro que probablemente elevará a José Gregorio Hernández a Santo. «En los próximos días viajaré a Caracas para cumplir con algunos protocolos necesarios para oficializar el milagro».
El milagro
Luego de una caída en el 2020 que le afectó la rodilla, el profesor Roberto Mejía fue diagnosticado de un carcinoma óseo en el fémur derecho. Este padecimiento afectaba su forma de caminar. Por tres años, asistió a citas médicas y se realizó tratamientos, pero nada mejoraba, por el contrario, el panorama colocaba en riesgo su vida.
Aferrado en Dios, trataba de llevar una rutina normal, a pesar que el dolor físico era cada vez más insoportable. Cada noche rezaba el rosario y pedía al Padre Celestial, a los Santos y al Doctor José Gregorio Hernández que lo sanara. Hasta que sus plegarias fueron escuchadas. Una madrugada fue sorprendido con la propia presencia del médico de Isnotú.
«Yo estaba durmiendo, cuando de pronto siento que abren la puerta de mi cuarto. Entra un hombre, coloca su sombrero sobre la peinadora y de una bolsa saca una bata blanca y me pregunta qué en dónde me duele. Empezó a revisarme, me tocó donde estaba el tumor y me dijo que rezara el credo y la oración a Corazón de Jesús. Me hecho la bendición y se fue».
Tras este hecho, Mejía guardó silencio. Excepto sus familiares cercanos sabían de lo vivido esa noche, Día de Los Santos. Pero nadie imaginaba lo que realmente había sucedido, sino hasta su correspondiente consulta con su médico tratante, cuando descubrió que el tumor diagnosticado ya había desaparecido milagrosamente.
Para su doctora ha sido algo inexplicable científicamente, por lo que el caso pasó a estudio más exhaustivos, sin embargo no se ha encontrado explicación, por lo que todo se le adjudica a la intercesión divina de Dios y del Beato José Gregorio Hernández, pasando hacer estudiado también por la Iglesia Católica venezolana para ser presentado ante el Vaticano y lograr consolidar la canonización del trujillano.
@alexanderjbg