Por: Antonio Pérez Esclarín
De pocas palabras se ha abusado tanto como de la palabra diálogo. Su uso interesado ha vaciado a la palabra de significado y la ha convertido en un término ambiguo y problemático. Hoy, por lo general, los llamados al diálogo resultan sospechosos y no logran credibilidad alguna.
La primera condición para un diálogo verdadero es aceptar los gravísimos problemas que vivimos en todos los niveles y mostrar verdadera disposición a resolverlos. Llamar al diálogo sin asumir las propias responsabilidades, para ganar tiempo y continuar con las políticas que han ocasionado y siguen agravando la crisis, demuestra cinismo, soberbia e insensibilidad. Cerrarse a un verdadero diálogo, adoptar posturas que impiden o retrasan resolver los problemas que están ocasionando tanto sufrimiento y tanta desesperanza constituye un verdadero delito. Uno no es sólo responsable de los males que ha ocasionado en el pasado con su conducta o sus medidas, sino también de los que sigue y seguirá ocasionando en el futuro por la terquedad en negarse a cambiar de rumbo. Y es criminal no evitar muertes y sufrimientos pudiendo hacerlo.
Nuestro gran pecado hoy es retrasar las soluciones. ¿Por qué tenemos que esperar más? ¿No es suficiente todo el sufrimiento que estamos ocasionando o padeciendo? ¿Por qué no nos duelen ya las próximas víctimas, que podrían evitarse? Por supuesto, el primer y principal responsable de las víctimas del pasado, del presente y del futuro, es el gobierno que sigue culpando siempre a los demás, no acepta su responsabilidad y no muestra disposición alguna a cambiar de rumbo, sin importarle la completa destrucción del país y las montañas de sufrimiento y dolor que han ocasionado sus políticas. Son responsables todos los que, civiles o militares, esclavos de sus intereses o su ideología antiimperialista que justifica su postura y les impide ver la realidad, siguen apoyando este desgobierno. Pero también son responsables los que en la oposición torpedean la formación de una gran alianza opositora, y siguen jugando a obtener beneficios individualistas. Son responsables los guerrilleros del Twitter que se la pasan sembrando desesperanza y criticando todo lo que están haciendo con verdadero espíritu de entrega y compromiso los que luchan con tesón por sacar a Venezuela del abismo. Son responsables los fundamentalistas y dogmáticos que creen tener, solo ellos, la llave mágica de las soluciones y desdeñan lo que hacen y proponen los demás. Son responsables los que juegan a que la crisis continúe porque se están aprovechando para obtener beneficios personales. Y son responsables los que, alejados de su compromiso ciudadano, siguen esperando que otros resuelvan los problemas sin hacer nada.
Es hora de que todos los que amamos a Venezuela y estamos comprometidos en lograr el bienestar de todos, asumamos nuestras responsabilidades ciudadanas. No podemos seguir por el camino de la rivalidad y el enfrentamiento destructor. Necesitamos acercarnos a la vida y el sufrimiento de las personas con una actitud de respeto y compromiso. Es hora de empezar a pensar en los demás y comprometernos en aportar a Venezuela más bondad, reconciliación y amor. Necesitamos todos con urgencia recuperar nuestra humanidad. Cada palabra odiosa que se pronuncia, cada mentira que se dice, cada violencia que se comete, cada actitud que retrasa las soluciones y sólo alarga el sufrimiento, nos está empujando hacia una situación cada vez más destructiva e inhumana.
pesclarin@gmail.com
@pesclarin