Felicitaciones a todos los colegas gasolineros y, por razones obvias, especialmente a doña Shila Aguliar y toda su familia.
La democracia en Venezuela ya tomaba signos de estabilidad y desarrollo y el proceso de pacificación, en manos del Presidente Rafael Caldera, abría nuevos retos y rumbos en los procesos políticos, económicos y sociales del país. La Nación cambiaba y cambiaba para bien. El progreso y la movilidad social se notaban a primera vista. El poder adquisitivo iba de la mano con los bienes de consumo que la gente adquiría en justa abundancia para la satisfacción de las necesidades primordiales de la familia.
El país se integraba con vías de comunicación modernas dando paso a buenas autopistas y carreteras permitiendo un flujo vial masivo entre Oriente y Occidente, Norte y Sur donde los sectores industrial, comercial, y agropecuario movilizaban sus inventarios fundamentalmente por tierra, cuya demanda se incrementaba exponencialmente.
El consumo interno de los hidrocarburos se fue convirtiendo en tu tema de preocupación recurrente en una industria automotor cada vez más demandante de combustibles donde las pequeñas, medianas y grandes estaciones de servicio tomaban mayor importancia en el tema del servicio integral para la satisfacción de un consumidor/cliente cada vez más sofisticado.
Los concesionarios estaban bajo el dominio de distintas operadoras transnacionales las cuales tenían sus propias políticas y reglas corporativas. Estas operadoras eran impenetrables en materia de justicia social y económica, por lo que era una necesidad la unión en un gremio nacional (FENEGAS) y gremios de carácter regional, como ATRUGAS.
La génesis de ATRUGAS fue diversificada en sectores comerciales; con un nombre dilatado y allende nuestras fronteras. En sus inicios coexistían gasolineros, distribuidores de lubricantes y autolavados. Su nombre primer nombre fue “ASOCIACIÓN DE PROPIETARIOS Y ARRENDATARIOS DE ESTACIONES DE SERVICIO DEL ESTADO TRUJILLO Y ZONA PANAMERICANA DE LOS ESTADOS TRUJILLO Y ZULIA” (APAES).
Bien lo explicó Don Hermógenes Rangel: era una «necesidad imperiosa (…), que siendo nosotros las personas que trabajamos con uno de los derivados del principal producto generador de los mayores ingresos dentro de la economía del país como lo es el petróleo, no tuviésemos un gremio que en un momento dado saliese en defensa de los que laboramos en este tipo de empresa, fue así como nos animamos a manifestar estas aspiraciones a todos los demás compañeros.» (Rangel H., 1977)
Trujillo logró una influencia determinante en el desarrollo y consolidación de la federación nacional y en la década de los setenta, concretamente en 1978, logra hacerse de la presidencia de FENEGAS a través del gran luchador gremial como lo es Bernardo Rausseo, y el 21 de julio de 1979 se instala la Convención de FENEGAS en la ciudad de Valera donde el joven Rausseo fue aclamado para su segunda presidencia de la Federación. De esa generación fundadora aún resuenan nombres como los de Hiram Peña, Luis Bravo, Néstor Aguilar, Domingo Fiorito, Humberto Rivera, Jesús González Bravo, Carlos Johckheer, Alfredo López y su padre, José Contreras, entre otros muchos qué, por espacio, no son mencionados pero sí recordados.
Para la década de los ochenta, la influencia trujillana en la federación continuaba incólume. El 25 de julio de 1982 el colega Carlos Jonckheer (+) fue electo como presidente de FENEGAS y logra su reelección un año después y Trujillo mantenía puestos claves en el gremio nacional. La década de los noventa fue de cambios generacionales, donde una pléyade de jóvenes va asumiendo las riendas del negocio como Germán Abreu, Carlos Lozada, Hiram Alejandro Peña, Sauro Giannasi, Juan Carlos Bravo, por sólo mencionar algunos.
En los actuales momentos los retos y perspectivas del gremio son desafiantes. La crisis es estructural e, infortunadamente, el destino de las Estaciones de Servicio va de la mano de la Industria Petrolera de la cual se depende absolutamente. Si no tenemos a una PDVSA sana, productiva y activa, las bombas de gasolina tendrán un futuro incierto e inestable. A pesar de la crisis, los Gasolineros deben estar de plácemes y continuar abriendo caminos, hermanando familias y forjando emprendedores.