De las serpientes venenosas vivas se extrae el suero antiofídico, utilizado para salvarle la vida a una persona que haya padecido una picadura, de allí la importancia de que este reptil no sea asesinado cuando sea visto dentro de alguna propiedad, o en algún lugar que sea considerado de riesgo.
Leandro Pirela, docente de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (Unet) y de la Universidad de Carabobo, explicó al Diario de Los Andes este miércoles 14 de septiembre, que el Táchira es el segundo estado con más picaduras de serpiente, o que lo que se conoce de manera científica como accidentes ofídicos, pues al ser una región con producción agrícola y ganadera, hay interacción humana en espacios donde hay serpientes, lo que genera mayor encuentro y mayor posibilidad de que existan mordidas.
“El ser humano ha pensado que la forma de controlar las especies de serpientes y evitar las mordeduras de serpientes, es matando todas las serpientes que aparecen, y eso es un error, porque muchas veces entre las especies de serpientes que matan, matan a las que son capaces de comerse a las serpientes venenosas, es decir, son ofiogafas. Si uno mata una serpiente que es el control biológico de una serpiente venenosa, solo está generando que haya mayor número de serpientes venenosas presentes en el lugar donde se mató esa serpiente”, explicó.
Precisó que un ejemplo de las serpientes que no son venenosas y se alimentan de las venenosas son: las Tuki, ratonera negra, cazadora rabo negro, cazadora rabo amarillo, las falsas corales, las falsas mapanares.
“Si no tenemos serpientes venenosas vivas, los laboratorios de fabricación del suero, que en Venezuela existen dos: Biotefarm, en la Universidad Central de Venezuela, y la Universidad Francisco de Miranda, no tienen cómo extraer el veneno, y no se puede hacer la fabricación del suero antiofídico”, agregó.
Leandro Pirela manifestó que también han ocurrido mordeduras al momento de manipularlas, y relató como un ejemplo de ello un caso ocurrido recientemente en el estado Carabobo, donde un señor mata en teoría una Cascabel, y en el momento en que está manipulándola, la serpiente no estaba totalmente muerta y lo mordió.
“En ese caso el accidente ofídico ocurre prácticamente porque el hombre lo indujo al manipular a la serpiente. Gracias a Dios al llegar al Hospital de Valencia había la antivenina, que es nombre que comúnmente le ponemos al suero antiofídico y pudo ser atendido. Sin embargo, tenemos que tener claro que la antivenina es difícil de conseguir por lo costoso de su producción”, agregó.
Destacó que, aunque en el Táchira se puede comprar el suero antiofídico cruzando la frontera, es menos efectivo que el producido en el país, sin embargo, puede tener un efecto de salvar vidas en las personas.
Para enseñar a la población sobre todo lo relacionado con las serpientes, el próximo 24 de septiembre el profesor Leandro Pirela dictará un taller en las instalaciones de la Cinemateca en San Cristóbal, por medio de la Fundación Equilibrio Interra, la cual tendrá una duración de entre cuatro a cinco horas, y cuyo costo será de 10.000 pesos por persona, excepto 10 cupos que serán designados para personal de Protección Civil, Bomberos y Guardería Ambiental. “Se enseñará a diferenciar entre serpientes venenosas, serpientes no venenosas, características, importancia de las serpientes en el medio ambiente y hasta cómo llegar a manipularlas si aparecen en la casa”, dijo.
Al encontrarse con una serpiente sea o no venenosa, recomienda a la ciudadanía comunicarse con Protección Civil y el Cuerpo de Bomberos, quienes tienen las técnicas y los equipos necesarios para su rescate.