“Asaltar la sede abandonada del Museo es un ataque al arte popular venezolano”

La escultura del hombre del anillo con su rostro destruido y tirada a la entrada habla más que mil palabras.

Lo que se ve  y se siente al llegar a la aciaga sede del Museo Salvador Valero ubicada en el parque Los Ilustres de la ciudad de Trujillo, no se  puede describir con palabras, hay que recordar que el asalto y saqueo durante los días de Semana Santa fue a la sede que era utilizada para guardar algunas pertenencias del Museo. No se trata del sitio de exposiciones donde funciona actualmente en la casa Carmona del Nurr, sino de esa estructura que lleva 42 años esperando que algunos, de tantos personajes que ofrecieron continuarla, cumplieran con sus promesas. Y no fue así

La sede principal del Museo de Arte Popular Salvador Valero, ubicada en el parque de Los Ilustres, en la ciudad de Trujillo que tiene 42 años esperando, desde la IV República que la continuaran y la V sólo ha prometido, ayer se observó su realidad;  desidia, abandono y dejadez, condiciones que nos hace preguntar:  ¿Será que así está todo Trujillo? ¿Es ese el reflejo de lo que somos como región?

Ayer sus trabajadores estaban limpiando, recuperando lo poco que dejaron; escombros, vidrios rotos, espacios sin puertas,  y una obra emblemática  tirada en la entrada de la sede, a quienes no les bastó con botarla,  sino que  además, con una piedra le acabaron su cara. Una obra del hombre del anillo, quien fue asesinado hace años y tampoco se conoció detalles ¿Hasta dónde puede llegar la falta de valores, moral y sensibilidad?  Nuevamente, estaban allí, los trabajadores del Museo, solos, aún cuando la sede, el museo, es de todos y para todos.

Tras lo sucedido, muchos quieren mostrar su preocupación, y hasta ocupación;  incluso desde el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, “ya para qué” dirían algunos, porque lo ocurrido, no deja dudas que nadie hasta ayer, se interesó por resguardar lo que para otros se convirtió en un negocio.

Saqueo a la memoria

La doctora Carmen Araujo quien continuó la dirección del Museo después del Flaco Prada, y quien actualmente se encuentra en año sabático, expresó su malestar, impotencia, sentimientos encontrados ante lo sucedido, y manifestó,  entre otras ideas “si hay que señalar culpables, son aquellos que teniendo la posibilidad económica y administrativa de asumir el compromiso con el arte venezolano, con los artistas y con el arte del estado Trujillo, no lo hicieron en su momento,  ellos son los responsables de lo que ha ocurrido, de la frustración nuestra ante la incapacidad técnica de mantener una sede,  que lejos de ser un Museo, tras su deterioro  se convirtió en un atractivo para la delincuencia” afirmó Araujo vía telefónica.

Asimismo, afirmó, “el saqueo va mas allá de romper vidrios, y de ingresar y robar lo que pudieron, se trata de un saqueo a la memoria, es una ofensa al arte popular, al arte trujillano,  un ataque directo al artista. Por ello, todos los que teniendo la posibilidad de concluir esa sede y que se hiciera de ella, un museo digno y no lo hicieron, hoy son responsables de lo sucedido. En 42 años muchos han prometido, han hecho política de boca pero nada de hechos, ex gobernadores como: Gílmer Viloria, Hugo Cabezas y el actual gobernador reelecto Rangel Silva, incluso ministros, directores de cultura, prometieron culminar la sede y nadie cumplió.  Esa indiferencia deja muy claro, que para ningún político es importante la cultura trujillana” recalcó la Doctora.

La doctora Carmen Araujo mencionó una reunión de artistas “que tuvimos con el gobernador Rangel Silva hace varios años, en su primer periodo gubernamental, donde recuerdo presentes a Rafaela Baroni, Alberto Manzanilla, Carlos Torres, y el gobernador hizo un compromiso que iba a terminar esa sede; asimismo, cuando fue Ministro de Cultura Farruco Sesto, en una oportunidad que fuimos con el poeta Palomares -quien sirvió de enlace porque eran amigos-  dijo que se le enviara todo lo necesario para trabajar por la sede,  así se hizo, y nunca se dio un paso hacia el avance del edificio. Aquí vemos las consecuencias, la lucha del Flaco Prada, de los trabajadores y artistas, ha sido en vano” recalcó.

Hay que asumir  responsabilidades

Antonio Avendaño coordinador técnico del museo Salvador Valero, ayer en la sede del Museo, mientras limpiaba junto a sus compañeros declaró que todo lo ocurrido es el resultado  de un proceso histórico de desidia del estado venezolano, que es signatario de tratados internacionales sobre defensa y patrimonio cultural y le corresponde por Ley, velar, garantizar y asegurar el patrimonio cultural, para que  permanezca en el tiempo y no ha sido así.

Trabajadores del Museo estuvieron limpiando y recuperando lo poco que dejaron.

Frente a la impotencia que tenemos, -dijo Avendaño-  las iniciativas son que el gobierno asuma su responsabilidad, que las autoridades universitarias vigilantes de este espacio también tomen su papel, y junto a eso, los artistas populares, las instituciones culturales, la Alcaldía y la comunidad, nos sensibilicemos. Todos, porque el Museo no es de los trabajadores ni de los trujillanos, es del país, y si hablamos de una sociedad en crisis de valores, uno de los espacios importantes  para reivindicar, sensibilizar y reeducar en medio de  esta crisis, precisamente es el Museo de arte popular Salvador Valero.

 

 

Dos detenidas por lo sucedido

Al indagar con las autoridades sobre las actuaciones policiales sobre el caso, el general Francisco Briceño director de Seguridad Ciudadana solo informó de dos mujeres detenidas en la noche del martes, en el parque Los Ilustres identificadas como Arelys J.  Rosario de P. de 36 años de edad, y Lenny M. Villegas C. de 28 años de edad, ambas natural del municipio Trujillo, a quienes  les fueron  incautadas nueve  láminas de enchape de madera, las misma quedaron a la orden de la Fiscalía, Sala de flagrancia. No hubo más detalles al respecto.

Antonio Avendaño coordinador técnico del Museo dijo que ahora es momento de que cada quien asuma responsabilidades.

 

Carmen Araujo manifestó su pesar y dolor por lo sucedido, que no es más que una ofensa al arte popular.

No tuvieron piedad con nada de lo que dejaron es porque no podían llevárselo.
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