En los últimos días las paradas del transporte público nuevamente se convierten en lugares para que los delincuentes juveniles hagan de las suyas arrebatando: Celulares, carteras y otras pertenencias de fácil manipulación, incluyendo bolsas pequeñas contentivas de comida. Entre los afectados especialmente en las paradas cerca del hospital Rafael Rangel y la Texaco, se cuentan: Muchachas y muchachos que acuden en espera del transporte público. Aseguran estos, que debido a la ausencia policial, los delincuentes cuyas edades se calcula entre 15 y 20 años actúan muy libremente, confundidos entre los usuarios.
Nos comentaron varias personas que no se atreven a dar la cara públicamente, por temor a represalias, pero que los arrebatos se suceden a plena luz del día y por ningún lado se observan funcionarios policiales. El modus operandi para los arrebatos, es esperar casi hasta que la unidad arranque y que los pasajeros con ambas manos ocupadas, quedan más cerca de las puertas de la unidad.