La antorcha de los XI Juegos Suramericanos-Cochabamba 2018 ardió para anunciar la fiesta del deporte en Suramérica, tras su encendido en la antigua ciudad de Tihuanaco, como manda la tradición en recuerdo de su primera edición, hace cuarenta años en Bolivia. El fuego fue encendido en una ceremonia ancestral por amautas o sabios andinos frente a los muros de esta antigua civilización preincaica, en un ritual a la Pachamama o Madre Tierra.
El desfile de banderas de los catorce países participantes y las danzas tradicionales bolivianas precedieron al encendido de la antorcha, que fue entregada al presidente de Bolivia, Evo Morales, y al secretario general de Organización Deportiva Suramericana (Odesur), Camilo Pérez.
El presidente calificó a esta undécima versión de los juegos como «la fiesta del deporte más grande de la historia de Bolivia», para la que el país se ha volcado con el deseo de que sea todo «un éxito» para los participantes. El exatleta cochabambino Jhonny Pérez hizo el primer recorrido con la antorcha que porta «el fuero suramericano», para dar luego el relevo a deportistas en activo.
El fuego recorrerá Bolivia hasta que el próximo 26 de mayo encienda el pebetero en la ceremonia inaugural de los juegos en el estadio Félix Capriles de Cochabamba, en un recorrido que incluye referentes turísticos del país como el salar de Uyuni o un paseo en el teleférico de La Paz.
La antorcha se enciende en Tihuanaco en recuerdo de los primeros Juegos Suramericanos, que acogió la cercana ciudad de La Paz en 1978, entonces con el nombre de Juegos Deportivos Cruz del Sur, en los que Jhonny Pérez ganó tres medallas de oro.